La pandemia de la COVID-19 y el confinamiento han incrementado los síntomas de ansiedad y depresión en muchas personas, pero un estudio ha observado que seguir una dieta equilibrada puede ayudar a prevenir y reducir estos síntomas.

Un estudio dirigido por el Dr. Joaquim Raduà, jefe del grupo de IDIBAPS Imagen de los trastornos relacionados con el estado de ánimo y la ansiedad (IMARD), preguntó, a 1.000 personas adultas representativas de la población española, la frecuencia de diversas conductas y la intensidad de los síntomas de ansiedad y depresión cada dos semanas durante un año. Los resultados han demostrado que seguir una dieta saludable y equilibrada puede prevenir y reducir estos síntomas.

Las conductas estudiadas fueron: el seguimiento de una dieta saludable y equilibrada, la realización de actividad física, practicar algún hobby o labor doméstica, la lectura continuada de noticias y actualizaciones sobre el COVID-19, pasar ratos en el exterior, la realización de actividades relajantes como escuchar música o practicar yoga, seguir una rutina, conversar con familiares y amigos, interactuar con otras personas del domicilio como la pareja o los hijos, y beber agua regularmente para hidratarse. En el estudio, la conducta más beneficiosa fue seguir una dieta equilibrada, claramente asociada a una menor sintomatología.

Se observó que cuantos más días a la semana los participantes seguían una dieta sana y equilibrada, menos probabilidades tenían de desarrollar síntomas de ansiedad y depresión. Además, ambos tipos de síntomas remitían antes cuando se seguía esa dieta. Otras conductas como beber agua, realizar ejercicio físico, pasar ratos en el exterior o llevar a cabo actividades relajantes también tenían un impacto positivo importante, aunque menos intenso. Los mecanismos por los que este tipo de dieta puede proteger contra los síntomas de ansiedad y depresión pueden ser varios; como una mejora en el suministro nutricional que recibe el cerebro o favorecer una microbiota intestinal más estable.

Una dieta sana y equilibrada es aquella que contiene mayoritariamente alimentos de origen vegetal, para asegurar que el organismo obtiene vitaminas, agua y fibra. La dieta debe contener alimentos, por orden de mayor a menor cantidad; verduras, frutas, frutos secos, legumbres, cereales, huevos, pescado y carne. Y evitar o limitar al máximo productos procesados ​​como bollería, zumos envasados, bebidas alcohólicas, embutidos, helados, snacks, entre otros.

Una dieta equilibrada debe contener hidratos de carbono, como principal fuente de energía, proteínas para la síntesis de enzimas, hormonas, y otros componentes del cuerpo, fibra, para asegurar un buen tránsito intestinal y una buena flora bacteriana, y grasas. Estos últimos son necesarios para la síntesis de membranas celulares, para el correcto almacenamiento de energía y para mantener la temperatura corporal. Sin embargo, es importante que la ingesta calórica esté equilibrada con el gasto calórico, para evitar un aumento de peso insano, las grasas no deberían superar el 30% de la ingesta calórica total. Además, forma parte de una dieta saludable mantener el consumo de sal por debajo de los 5 gramos diarios y limitar el azúcar al 5% de la ingesta calórica total.

Así pues, claramente se ha observado que seguir una buena dieta y establecerla como hábito puede tener importantes beneficios no sólo en la salud física, sino también mental de las personas. Tiene efectos positivos de carácter sistémico y, por tanto, también mejora el funcionamiento del cerebro, reduciendo la aparición de síntomas de ansiedad y depresión.

 

Fuente: clinicbarcelona.org

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