Se ha observado un descenso de la prevalencia mundial de la hepatitis C desde el año 2015, debido, en parte, al mayor acceso al tratamiento con antivirales de acción directa.

A pesar de ello, se ha diagnosticado a menos de una de cada cuatro personas con hepatitis C, hecho que impide que millones de personas se puedan curar de la infección, según declaró en su conferencia en The Liver Meeting Sarah Blach, líder del grupo de VHC en la Fundación del Centro para el Análisis de Enfermedades (CDA, en sus siglas en inglés).

Estos hallazgos proceden de un estudio que utilizó un modelo matemático de las epidemias de hepatitis C en 110 países, a partir de los datos (tanto publicados como sin publicar) sobre prevalencia de la hepatitis C, la carga de la enfermedad y la cascada de atención, y fue llevado a cabo por la Fundación del Centro para el Análisis de Enfermedades.

Dicho estudio fue diseñado para evaluar el progreso mundial en la eliminación de la hepatitis C desde el año 2015.

La estimación mundial del número de personas con infección crónica por hepatitis C revela que se ha producido un descenso de la prevalencia desde 2015, pasando de 63,7 millones a 56,9 millones de personas. Los autores rebajaron su anterior estimación sobre la prevalencia en 2015 tras tener en cuenta la actualización de las estimaciones de prevalencia en Egipto, Brasil y Nigeria, así como de los nuevos datos procedentes de la República Democrática del Congo, todos los cuales muestran una cifra inferior a las estimaciones previas.

Se calcula que, desde 2015, aproximadamente 7,5 millones de personas han adquirido hepatitis C, se ha producido el fallecimiento de 5,5 millones de personas con hepatitis C y unos 8,8 millones de personas se han curado de esta infección gracias al tratamiento.

La prevalencia de hepatitis C es más elevada en las regiones de Europa oriental, Asia central y en Pakistán (donde al menos el 1,3% de la población vive con hepatitis C). Sin embargo, más de la mitad de las personas con hepatitis C residen en cinco países: China, India, Pakistán, la Federación Rusa y EEUU.

El número de personas que iniciaron el tratamiento frente a la hepatitis C alcanzó su valor máximo en 2019, cuando alrededor de 2,9 millones de personas comenzaron a tomarlo, de las que 1,9 millones vivían en Egipto. De hecho, más de un tercio de todos los tratamientos iniciados entre 2015 y 2020 correspondieron a dicho país.

Las conclusiones del estudio de la Fundación del Centro para el Análisis de Enfermedades prevén que aproximadamente un millón de personas comenzarán el tratamiento con antivirales de acción directa cada año durante el resto de la década, una cifra que no basta para alcanzar el objetivo mundial de eliminación de la hepatitis C que prevé que se trate al 80% de las personas elegibles para el año 2030. La doctora Blach declaró que, para alcanzar dicha meta, es necesario tratar a 9 millones de personas anualmente hasta 2030.

Si no se diagnostica a las personas con hepatitis C, seguirán sin poder ser tratadas; sin embargo, los datos procedentes de los países apuntan a que menos de una de cada cuatro personas con hepatitis C crónica ha recibido dicho diagnóstico. Se calcula que, en los países de ingresos elevados, vivían unos 6 millones de personas con hepatitis C en 2020. La Fundación del Centro para el Análisis de Enfermedades estima que el 47% ya han sido diagnosticadas.

“Las bajas tasas de diagnóstico y la ausencia de programas de cribado a gran escala siguen constituyendo un obstáculo para la eliminación de la hepatitis C”, concluyó la doctora Blach.

 

Fuente: infohep.org

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