Las enfermedades no transmisibles (ENT), entre las que destacan las enfermedades cardiovasculares (cardiopatías y accidentes cerebrovasculares), el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas, junto con la salud mental, causan casi las tres cuartas partes de las muertes en el mundo.

Su origen son causas sociales, ambientales, comerciales y genéticos, y su presencia es global. Cada año, 17 millones de personas menores de 70 años mueren a causa de las ENT (Enfermedades No Transmisibles), y el 86% de ellas vive en países de ingresos bajos y medios (LMIC, en sus siglas en inglés).

Muchas de estas muertes prematuras son evitables. Abordar los principales factores de riesgo que pueden conducir a ellos (tabaquismo, dieta poco saludable, uso nocivo de alcohol, inactividad física y contaminación del aire) podría prevenir o retrasar problemas de salud significativos y evitar un elevado número de muertes por muchas ENT.

Los resultados son claros. El problema es que el mundo está mirando hacia otro lado.

No se están tomando suficientes medidas y millones de personas, especialmente en entornos de bajos ingresos, no pueden acceder a la prevención, al tratamiento y a la atención que podrían prevenir o retrasar las ENT y sus consecuencias. Esta enorme inequidad socava los derechos humanos de todos, en todos los países, al no poder alcanzar el mejor nivel de salud disponible.

Con demasiada frecuencia, los compromisos gubernamentales no se cumplen. Todos los Estados miembros de las Naciones Unidas se han comprometido con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que incluyen la meta de reducir las muertes prematuras por ENT en un tercio para 2030. Esto podría salvar millones de vidas, pero pocos países están en vías de lograr este objetivo.

La buena noticia es que esto se puede cambiar. Se precisarían inversiones adicionales relativamente pequeñas para la prevención y el tratamiento de las ENT y que podrían marcar una gran diferencia mucho antes de 2030: si se gastaran 18.000 millones de dólares adicionales por año en todos los LMIC se podrían generar beneficios económicos netos de 2,7 billones de dólares durante los próximos siete años. Ésta es una inversión, no simplemente un coste, y los beneficios de la acción van mucho más allá de la salud.

Las políticas correctas para la prevención y el tratamiento de las ENT tendrán beneficios significativos para otros problemas a los que se enfrenta el desarrollo sostenible. La pobreza y la inequidad podrían reducirse mediante la introducción de una cobertura sanitaria universal que evite la necesidad actual de gastos catastróficos (para las familias y para los países) en el tratamiento de las personas con una ENT. La educación mejoraría, ya que los niños podrían permanecer en la escuela en lugar de tener que cuidar a familiares enfermos. Los sistemas alimentarios serían más saludables para las personas y el planeta. La opción de moverse activamente (caminar, ir en bicicleta…) apoyan la actividad física y reducen las emisiones de carbono.

Los gobiernos que se toman en serio la salud y el desarrollo sostenible deben abordar las ENT tanto a nivel nacional como internacional, y la disponibilidad de políticas rentables significa que ya no es asequible no tomar medidas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha identificado políticas para prevenir problemas de salud en el futuro, garantizar que las personas que viven con ENT puedan desempeñar un papel pleno y feliz en la familia, la comunidad y la sociedad, y permitiría también reducir el impacto de otras condiciones de salud como la COVID-19.

Es mucho lo que se puede hacer hoy para proteger a las personas de las ENT. La OMS lidera este esfuerzo movilizando socios, proporcionando recursos técnicos y compartiendo ejemplos de todo el mundo que muestran cómo los países ya están tomando medidas.

Las ENT causan el 74% de todas las muertes. Pero si todos los países adoptaran las intervenciones que se sabe que funcionan, se podrían evitar al menos 39 millones de muertes por ENT para 2030, y en otros casos, las personas tendrían mejor supervivencia con una vida más larga, saludable y feliz. Este informe hace visibles los números de las ENT y muestra lo que se puede hacer para cambiarlos.

Conclusión

Las enfermedades no transmisibles constituyen un gran reto que afecta a las economías, a las familias y a las personas de todas las regiones, países y barrios del mundo. Pero en muchos casos, sus impactos negativos son evitables. La acción para prevenir, diagnosticar, tratar y manejar las ENT es asequible y alcanzable, con repercusiones económicas y sociales que van mucho más allá de la salud.

Al implementar las políticas e intervenciones descritas en este documento a una escala adecuada, más países podrían alcanzar la meta de los ODS para las ENT (ODS 3.4) para reducir las muertes prematuras. Esto no sólo significaría mejoras significativas en los resultados de salud, sino que también mejoraría el bienestar financiero y social, mejoraría la adaptación a otras enfermedades como la COVID-19 y beneficiaría a otros objetivos del desarrollo.

Al abordar las ENT no se trata sólo de alcanzar un objetivo. Es una oportunidad para el gobierno, para los ministerios de finanzas, educación, medio ambiente, igualdad, comercio y salud, entre otros, para desbloquear los muchos beneficios que se alcanzarían de una sociedad más saludable, feliz y productiva y para desarrollar mayor fuerza y adaptación contra el COVID-19 y futuras pandemias.

 

Fuente: who.int

Referencia: Invisible numbers: the true extent of noncommunicable diseases
and what to do about them. Geneva: World Health Organization; 2022. Licence: CC BY-NC-SA 3.0 IGO.

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