Si bien existen vacunas para dos de las tres formas más comunes de hepatitis viral, la hepatitis A y la hepatitis B, los investigadores, hasta ahora, no han podido desarrollar ninguna que inmunice frente a la hepatitis C.

Cada año, la hepatitis y las enfermedades relacionadas con esta enfermedad matan a más de un millón de personas en todo el mundo. Si no se aborda, la mortalidad por esta causa puede aumentar e, incluso, en 2040, superar en número a las muertes causadas colectivamente por el VIH, la tuberculosis y la malaria.

Ante el panorama, la Organización Mundial de la Salud y otros grupos de líderes sanitarios se comprometieron a trabajar para eliminar la hepatitis viral para 2030. Si bien existen vacunas para dos de las tres formas más comunes de hepatitis viral, la hepatitis A y la hepatitis B, los investigadores no han podido, hasta ahora desarrollar ninguna para la hepatitis C. Los esfuerzos para preparar el sistema inmunitario para combatir el virus se han visto frustrados, en parte debido a las limitaciones en las técnicas disponibles para estudiar las células inmunitarias individuales responsables de combatir el VHC.

Al respecto, una nueva investigación de la Escuela de Medicina Keck de la Universidad de California del Sur (USC), publicada, recientemente, en la revista Frontiers in Virology, ha aprovechado tecnología puntera para aislar y analizar células inmunitarias específicas del VHC, por primera vez.

«Por primera vez, pudimos examinar la unión de células T individuales a los epítopos del VHC, proporcionando datos que serán un recurso valioso para otros grupos que trabajan para desarrollar vacunas contra la infección por el VHC», explicó Ana C. Maretti-Miraprofesora asistente de investigación en la Escuela de Medicina Keck de la USC y primer autor del estudio. “Los estudios anteriores estaban limitados por la tecnología que usaban y no podían decirnos a qué epítopos apuntar”.

Los investigadores estudiaron las células T CD8+, un tipo de célula inmunitaria cuya función es reconocer y matar a los invasores, incluidos los virus. Las células T CD8+ encuentran y se unen a una parte del virus con una forma específica conocida como epítopo, lo que les permite replicarse y generar una respuesta inmunitaria adaptativa para proteger el cuerpo contra futuras infecciones. Comprender este proceso a nivel granular puede ayudar a impulsar la investigación de una vacuna contra el VHC.

Cuando una célula T CD8+ entra en acción después de encontrar un invasor, también puede dañar o matar las células sanas cercanas. (Esto se conoce como citotoxicidad del espectador y explica por qué el VHC puede causar daño hepático). Los investigadores encontraron que el tratamiento antiviral redujo significativamente la citotoxicidad en las células. También encontraron diferentes mecanismos de reparación en los pacientes que recibieron tratamiento frente a los que se recuperaron espontáneamente, lo que podría ofrecer más de una vía para desarrollar una vacuna eficaz.

La profesora Maretti-Mira y su equipo tienen previsto analizar, en esta línea, embarazos en los que la madre está afectada por el VHC. A diferencia de muchos otros virus, sólo alrededor del 5% de los fetos contraerán el VHC de una madre VHC positiva. Comprender por qué la tasa de transmisión es relativamente baja podría ofrecer otra pista sobre cómo desencadenar la inmunidad contra el VHC.

 

Fuente: immedicohospitalario.es

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