Un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad del Este de Finlandia, y que ha sido publicado en la revista Scientific Reports, ha evidenciado que el ejercicio físico aporta beneficios en el tratamiento de la enfermedad del hígado graso.

Y es que, según han observado, el ejercicio realizado de forma regular durante 12 semanas redujo significativamente la glucosa en ayunas y la circunferencia de la cintura de los participantes del estudio, y mejoró su tasa máxima de consumo de oxígeno y la carga de trabajo máxima alcanzada.

Estos efectos positivos se asociaron con alteraciones en la abundancia de varios metabolitos y, en concreto, los investigadores observaron que el ejercicio alteró el metabolismo de los aminoácidos en el tejido adiposo.

Según los resultados, el ejercicio puede tener un efecto beneficioso sobre muchos factores que contribuyen a esta enfermedad, incluso sin pérdida de peso ni cambios en la dieta. El tejido adiposo parece jugar un papel clave en estos efectos. El ejercicio mejoró los niveles de glucosa en sangre en ayunas y modificó el metabolismo de los aminoácidos, lípidos y ácidos biliares. Sin embargo, las concentraciones anormales de lípidos en sangre no mejoraron con el ejercicio solo: su tratamiento requiere atención a la calidad de las grasas en la dieta.

 

Fuente: infosalus.com

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