¿Por qué en el Programa para el Control de las Hepatitis han sido prioritarias las actuaciones a nivel de las poblaciones más vulnerables?

Desde la Agencia consideramos que el papel de los pacientes es muy importante para mejorar la calidad y la idoneidad de todos los programas que se hacen. No es una cuestión de la salud y de los expertos sanitarios, sino de todos. Yo no diría que se haya dado prioridad exclusivamente a las poblaciones vulnerables. Sí que podría decir que en estos momentos se tiene que hacer un esfuerzo especial en estas poblaciones porque, entre otras cosas, toda la bolsa de pacientes que estaban en las listas de espera de los centros hospitalarios para ser tratados, todos se han ido tratando, sobre todo porque en años anteriores también había problemas para este tratamiento. Primero eran problemas de acceso porque no todos los infectados podían acceder, sino que se primaba a la gente más enferma; y también porque se empezó con unos tratamientos muy eficaces, pero también muy caros. Y esto, sobre todo en la época de crisis, ponía unos límites.

Todo esto se ha superado y podemos decir que la gente que estaba ya identificada, diagnosticada y se quería tratar, creemos que todos han sido tratados prácticamente, y entonces nos quedan las poblaciones vulnerables, es decir, aquellas poblaciones que tienen dificultad para acceder al sistema sanitario, y también incluso para tener un buen diagnóstico. Pero yo diría otro, que es un esfuerzo en el que nos estamos focalizando que son todos aquellos pacientes que no sean de poblaciones vulnerables, pero que en su día les fueron detectados algún marcador serológico o algún diagnóstico asociado con la infección por la hepatitis C.

Y esta gente que, a veces, ni ellos son conscientes, ni los médicos son conscientes que en su día, quizá en los años 90, les hicieron un análisis y salió positivo, estas personas están en una situación de no acceder al tratamiento básicamente porque no son conscientes de que pueden estar infectadas. Entonces, este es el segundo gran foco de trabajo para nosotros: intentar ver cómo podemos identificar en el sistema sanitario a todas aquellas personas que deberían, de un modo u otro, en registros sanitarios, en historia clínica, etc. tengan algún marcador serológico, algún diagnóstico, algo que haga sospechar que están infectadas y como sabemos también quiénes han sido tratadas, podemos identificar cuáles no y ver qué mecanismos, de qué manera podemos ayudar a los médicos de atención primaria sobre todo, a hacer una buena identificación y seguimiento de estos pacientes.

¿Cómo os está afectando la pandemia en el seguimiento de los programas de eliminación de las hepatitis?

Es difícil tener datos muy fiables, pero, sin duda, la COVID ha significado dos grandes cosas. En primer lugar, la dificultad para hacer actividades que antes eran rutinarias y aquí sí que puedo poner un ejemplo, es decir, en un centro para drogodependientes donde se reclutaba a pacientes para ser tratados por el virus de la hepatitis C, ha disminuido casi un 80% el reclutamiento durante la COVID. Sencillamente porque los pacientes no iban al centro porque había una restricción de movilidad y no se les podía ofrecer y, por tanto, bajó mucho. En segundo lugar, todo el sistema sanitario se ha focalizado en aquellas situaciones más urgentes, aparte de la COVID. Por tanto, sí que podemos decir que ha afectado.

¿Cuántas personas han recibido tratamiento por hepatitis C hasta ahora en Cataluña?

En Cataluña, que tengamos un registro, más de 25.000 personas han recibido tratamiento. Lo que nos preocupa ahora y esto es un esfuerzo que hemos de hacer es que aún la gente tratada en 2019, uno de cada cuatro tratados hacía su primer tratamiento con una enfermedad hepática avanzada, es decir, con una fibrosis 3 o 4. Y esto es preocupante porque podía ser una enfermedad curable, pero cuando uno ya tiene una fibrosis 3 o 4, a este paciente le vamos a curar la infección, pero no le vamos a curar la enfermedad hepática. Y ésta es la preocupación que tenemos de que aún, en 2015 y 2016 era más elevado, era un 30-35%, pero aún a fecha de hoy en torno al 22-23% de la gente que se está tratando ahora llega a tratamiento tarde.

¿Se realizan actividades de formación sobre las hepatitis víricas con los equipos sanitarios en la medicina primaria?

Se hace formación y se ha ido haciendo formación en los últimos años, no únicamente en atención primaria, sino también en aquellos profesionales que están más con poblaciones más vulnerables y con mayor prevalencia, como profesionales de drogodependencias, profesionales que trabajan con pacientes VIH positivos, profesionales que trabajan con población inmigrante… Ahora tenemos un programa en el que este año se van a lanzar tres intervenciones comunitarias para inmigrantes de países con alta prevalencia.

Nuestra línea de trabajo ahora es tener un paquete de intervención en primaria y, por tanto, desde la Administración vemos también lo que está haciendo sobre el terreno. Por ejemplo, en Tarragona se hizo una buena experiencia en la que, aparte de la formación, vimos que es importante tener un experto, un referente de las hepatitis dentro de cada CAP y, al mismo tiempo, un sistema de identificación de búsqueda para que con el sistema de las historias clínicas se ayude a recuperar por medio de instrumentos tecnológicos y se informe a los médicos de los pacientes con anticuerpos positivos que tienen, por ejemplo, hay uno que tiene viremia y aún no ha sido derivado al médico especialista del hospital, y al que le ha derivado, de qué información dispone sobre si ha sido tratado o no…

Lo que queremos es que todo este sistema pueda tener un listado que sea actualizado por el médico de primaria de manera regular para saber en qué grado están sus pacientes, para que ayude a tomar decisiones clínicas. Esto es en lo que estamos actualmente.

¿Cuáles son los protocolos para la eliminación de la hepatitis B? ¿Qué se está haciendo en este sentido? ¿Está previsto realizar más actividades en Cataluña en vistas a la eliminación del VHB?

Estamos estudiando también la hepatitis B, puedo decir que, por un lado, en toda intervención que se haga con inmigrantes va incluida la hepatitis B, no sólo la hepatitis C. No puede ser que nosotros vayamos a una asociación de inmigrantes, hagamos la hepatitis C y no podamos ofrecer la hepatitis B y, a veces, si tiene factores de riesgo quizá también el VIH. Pero éstas dos van a ir integradas. Por tanto, en inmigración la incluimos sí o sí, igual que la derivación y la vacunación. Todo esto lo estamos trabajando.

Sorprendentemente hemos estudiado la hepatitis B en algunos colectivos muy marginales, como los drogodependientes, y aunque son marginales y sean españoles, por tanto, gente nacida aquí y que, por tanto, tendría que estar vacunada, sabemos que hay un bloque allí de gente que no está inmunizada. En este sentido, lo importante es insistir en mantener la cobertura vacunal tal y como está ahora.

 

*Ver la entrevista en el canal de YouTube de ASSCAT.

Entrevista publicada en la revista asscatinForma nº 25