Las personas con cirrosis hepática pueden requerir más tiempo para alcanzar la protección frente al SARS-CoV-2 –o frente al desarrollo de casos graves de la COVID-19– tras la vacunación, según las conclusiones de estudios de gran tamaño realizados en EEUU y Chile, cuyos resultados se presentaron en The Liver Meeting.

 Existe poca información respecto a qué impacto tiene la vacunación frente al SARS-CoV-2 a la hora de prevenir el desarrollo de casos graves de la COVID-19 en personas con cirrosis, ya que las personas con enfermedad hepática crónica fueron excluidas de los estudios realizados para la aprobación de las vacunas.

 Sin embargo, dos estudios de gran tamaño arrojaron más luz sobre el impacto clínico de la vacunación en personas con cirrosis.

 Binu V. John, de la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami (EEUU), presentó los resultados del análisis de la cohorte Veterans Outcomes and Costs Associated with Liver disease (VOCAL), que realiza el seguimiento de aproximadamente 120.000 veteranos militares estadounidenses con cirrosis atendidos a través del sistema médico de Veterans Affairs (VA). 

Los resultados del estudio también fueron publicados en la edición de octubre de JAMA Internal Medicine.

 En el estudio se examinó qué protección ofrecía la vacuna frente a la infección por SARS-CoV-2 y la enfermedad grave. Para ello, se realizó el seguimiento de cuatro resultados clínicos: un resultado positivo en la prueba de PCR del SARS-CoV-2 28 días después de la primera dosis de la vacuna, un resultado positivo en la prueba de PCR 7 días después de la segunda dosis de la vacuna, y la hospitalización o muerte por COVID-19 28 días después de la primera dosis y 7 días después de la segunda dosis.

 Se emparejó a las personas que recibieron las vacunas de Pfizer o Moderna con las personas del grupo de control atendiendo a la fecha de vacunación, la edad, el sexo, la raza, la etnia, las comorbilidades, el estado de la enfermedad hepática alcohólica y la puntuación en la escala Child-Pugh.

 El análisis publicado incluyó a personas con cirrosis que recibieron la vacuna de Pfizer o de Moderna hasta el 17 de marzo de 2021, que no habían pasado la COVID-19 ni recibido un trasplante de hígado. Un total de 20.037 personas resultaron elegibles para el análisis y se emparejaron con una persona control no vacunada y con cirrosis.

 No se apreciaron diferencias significativas entre participantes vacunados y no vacunados en cuanto a las tasas de infección por el SARS-CoV-2 hasta 28 días después de la primera dosis. Sin embargo, tras los primeros 28 días, la inoculación de una primera dosis de cualquiera de las vacunas consideradas se asoció con una reducción del 64,8% en el riesgo de infección. Siete días después de la segunda dosis de la vacuna, la recepción de cualquiera de las dos vacunas estuvo relacionada con una reducción del 78,6% del riesgo de infección.

 No hubo diferencias entre personas vacunadas y no vacunadas en cuanto a las tasas de hospitalización en los primeros 28 días tras la vacunación, pero la recepción de una primera dosis de vacuna se asoció con una reducción del 100% en el riesgo de hospitalización o muerte por la COVID-19 más de 28 días después de la vacunación, al igual que el hecho de recibir una segunda dosis.

 Al restringir el análisis a las 3.142 personas con cirrosis descompensada, la recepción de la primera dosis de la vacuna se asoció a una reducción del 50,3% en el riesgo de infección más de 28 días después de la vacunación, y a una reducción del 100% en el riesgo de hospitalización o muerte por la COVID-19. Los autores señalan que este resultado debe confirmarse en otras poblaciones debido a las bajas tasas de eventos de infecciones y hospitalización (un caso de infección en el grupo de vacuna y dos en el grupo de control tras 28 días, y una hospitalización en el grupo de control).

 En el caso de las personas con cirrosis compensada, una primera dosis de vacuna redujo en un 66,8% el riesgo de infección tras 28 días.

 Los autores del estudio señalan que la falta de protección frente a la infección en los 28 días posteriores a la primera dosis entra en contraste con la mayor eficacia observada en los ensayos clínicos de las vacunas de Pfizer y Moderna. Como explicación, sugieren la posibilidad de que las personas con cirrosis presenten una inmunidad humoral deteriorada o retardada, lo que pone de relieve la importancia de mantener medidas preventivas estrictas frente a la infección hasta que se haya completado el ciclo de vacunación.

 

 

Fuente: infohep.org

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