Las personas que se inyectan drogas y que son mujeres, personas sin hogar o que consumen anfetaminas a menudo comparten agujas y jeringas y, en consecuencia, corren un mayor riesgo de infección por el virus de la hepatitis C que afecta al hígado.

Sin embargo, como demuestra una nueva tesis doctoral de Karolinska Institutet en Suecia, el contacto temprano con un programa de intercambio de agujas puede tener un efecto protector.

“Nuestros resultados indican que las medidas preventivas y las intervenciones para reducir los daños, como el intercambio de agujas, deben ser fácilmente accesibles en una etapa temprana para reducir la propagación de la hepatitis C”, explica Martin Kåberg, consultor principal y estudiante de doctorado en el Departamento de Medicina del Karolinska Institutet (Huddinge), y director médico del programa de intercambio de agujas en el Centro de Estocolmo para los Trastornos de Dependencia.

La hepatitis C es un virus transmitido por la sangre que se transmite principalmente a través del uso no estéril de agujas y jeringas entre las personas que se inyectan drogas. La hepatitis C está clasificada como obligatoria de notificación en la Ley de Enfermedades Transmisibles de Suecia. Un síntoma común familiar es el color amarillento de la piel y el blanco de los ojos, una condición a veces denominada ictericia. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el objetivo de eliminar la hepatitis C para 2030, una ambición que, según el Dr. Kåberg, requerirá una mejor comprensión de la incidencia y la propagación de la enfermedad entre las personas que se inyectan drogas, el grupo más importante en riesgo de infección.

En los cuatro artículos constitutivos de la tesis, los investigadores encontraron que aproximadamente la mitad de los participantes en el programa de intercambio de agujas de Estocolmo estaban infectados con hepatitis C dentro de los dos a cinco años de comenzar el uso de drogas inyectables. También hubo muchas personas que no sabían que estaban infectadas cuando se unieron al programa. Las mujeres, las personas sin hogar y las personas que se inyectaron anfetaminas tenían un riesgo especialmente alto de infección por hepatitis C.

“Pero con el tiempo, observamos una disminución significativa en el comportamiento de riesgo de inyección en los participantes del programa”, afirma el Dr. Kåberg. “El intercambio de agujas también ha alcanzado gradualmente un mayor número de personas que no están infectadas con hepatitis C en el momento de su primera visita al programa, lo que permite prevenir la propagación de la hepatitis C en una etapa más temprana. Ofrecer el tratamiento para el uso de drogas es también una importante intervención preventiva”.

La supervisora principal del proyecto fue Ola Weiland, profesora de enfermedades infecciosas en el Departamento de Medicina del Instituto Karolinska en Huddinge. La tesis de defensa se llevó a cabo el viernes 24 de mayo de 2019. El estudio fue financiado con becas de la Región de Estocolmo.

 

Fuente: medicalxpress.com

Referencia: Martin Kåberg. Hepatitis C in people who inject drugs in the Stockholm needle exchange program: incidence, spontaneous clearance and change in risk behaviour. Karolinska Institutet 2019, ISBN: 978-91-7831-430-0.

Noticia traducida por ASSCAT

14/06/2019

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