Investigadores del Centro para la Innovación de Microbiomas de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) han identificado patrones únicos de especies bacterianas en las heces de las personas con hígado graso no alcohólico (NAFLD, en sus siglas en inglés). Así, han conseguido diagnosticar una posible cirrosis hepática con un simple análisis de los microbios fecales.

Para las aproximadamente una de cada tres personas que viven con la enfermedad, el hecho de tener o no cirrosis hepática es un indicador importante de la supervivencia. Sin embargo, es difícil e invasivo detectar la cirrosis hepática antes de que esté avanzada. En un esfuerzo por identificar rápida y fácilmente a las personas en alto riesgo de contraer la cirrosis de NAFLD, estos investigadores han realizado una investigación, publicada en la revista Nature Communications.

Se desconoce la causa precisa de NAFLD, pero tanto la dieta como la genética juegan un papel importante. Se cree que hasta el 50% de las personas obesas tienen hígado graso no alcohólico, y las personas con un pariente de primer grado con esta enfermedad están en mayor riesgo de contraer la enfermedad.

“Si somos capaces de diagnosticar la cirrosis relacionada con NAFLD, seremos mejores en la inscripción de los tipos correctos de pacientes en los ensayos clínicos y, en última instancia, estaremos mejor equipados para prevenirla y tratarla. Este último avance hacia una prueba de heces no invasiva de detección también puede ayudar a allanar el camino para otros diagnósticos basados en microbios, y nos permite ofrecer una medicina personalizada para una serie de afecciones”, explica el autor principal del trabajo, Rohit Loomba.

En un estudio previo de prueba de concepto de pacientes con NAFLD comprobado por biopsia, Loomba y sus colegas encontraron un patrón de microbioma intestinal que distinguía el hígado graso no alcohólico leve/moderado de la enfermedad avanzada, permitiéndoles predecir qué pacientes tenían enfermedad avanzada con alta precisión. En este último estudio, el equipo de Loomba quería saber si una lectura similar basada en las heces en una persona con el intestino de NAFLD podría proporcionar información sobre su estado de cirrosis.

Los investigadores analizaron la composición microbiana de las muestras de heces de 98 persones que se sabe que tienen alguna forma de NAFLD y 105 de sus parientes de primer grado, incluyendo algunos gemelos. Lo hicieron secuenciando el gen 16S rRNA, un marcador genético específico para las bacterias y sus parientes, archaea. Las secuencias de ARNr 16S sirven como ‘códigos de barras’ para identificar diferentes tipos de bacterias y las cantidades relativas de cada una, incluso en una muestra mixta como las heces.

El equipo identificó 27 características bacterianas únicas de los microbiomas intestinales y, por tanto, de las heces de las personas con citricosis NAFLD. Los investigadores pudieron usar esta prueba de heces no invasiva para seleccionar a las personas con cirrosis conocida por el hígado graso no alcohólico con una precisión del 92%. Pero lo más importante es que la prueba les permitió diferenciar el pariente de primer grado con una precisión del 87%. Los resultados fueron confirmados posteriormente por resonancia magnética.

Mientras que Loomba estima que un diagnóstico de microbioma basado en heces podría costar 1.336 euros si estuviera en el mercado hoy en día, predice que el coste bajará a menos de 356 euros en los próximos cinco años debido a los avances en la secuenciación genómica y las tecnologías de análisis.

 

Fuente: infosalus.com

09/04/2019

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