“El cáncer hepático es más prevalente en personas que tienen hígado graso”
Las investigadoras Saioa Gómez, María Puy, Maitane González y Jenifer Trepiana han publicado un artículo para conocer qué personas con hígado graso tienen mayor riesgo de padecer cáncer hepático.
Gómez, miembro del grupo Nutrición y Obesidad de la Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco en Araba y del Centro de investigación biomédica en red CiberObn ha hablado con Diario de Noticias de Álava para dar a conocer estas y otras conclusiones.
El artículo divulgativo, publicado en la revista The Conversation, nació a raíz de otro en el que participaron más personas y que se pudo leer en la revista Antioxidants a finales de 2020. “En este artículo vimos que incluso en animales que presentaban una esteatosis leve –una acumulación de grasa en el hígado leve–, al hacer un análisis genético algunos genes relacionados con el cáncer ya estaban alterados como una etapa previa al cáncer”, explica la investigadora.
A raíz de eso, hicieron una búsqueda bibliográfica para comprobar si se daba en humanos también, y descubrieron que, efectivamente, el cáncer hepático es más prevalente en personas que tienen hígado graso. Según recuerdan en el artículo, al fin y al cabo, la enfermedad de hígado graso no alcohólico es una condición en la que “se produce una acumulación excesiva de lípidos (grasa) en el hígado, en ausencia de un consumo significativo de alcohol y de otras afecciones como la hepatitis viral y las enfermedades autoinmunes”.
Aunque, en ese mismo estudio también recuerdan que desde diferentes esferas se está proponiendo un cambio de denominación a esta enfermedad, dado que “no está claro que la ingesta de alcohol moderada o en períodos anteriores no influya en su desarrollo”. Por eso, se propone nombrarlo como enfermedad hepática grasa asociada a la disfunción metabólica, o para abreviar, enfermedad hepática metabólica.
Lo que sí está claro es qué influye al desarrollo de esta enfermedad. Gómez explica que el síndrome metabólico es un conjunto de enfermedades como la obesidad, resistencia a la insulina, alteraciones en el colesterol, etc. En ese sentido, al fin y al cabo, hay factores que predisponen a tener un mayor riesgo de tener hígado graso o incluso hepatocarcinoma –cáncer hepático–, como son el sedentarismo, la obesidad, el alcohol, el tabaco, etc.
Y, en ese caso, preocupa especialmente porque afecta a entre un 14 y un 30% de la población, y no sólo a adultos, sino también a adolescentes y a niños. “Especialmente en niños es preocupante, porque si ya presentan hígado graso desde pequeños, o se produce un cambio en el estilo de vida o según vayan creciendo el riesgo de padecer otras patologías se va incrementando con los años”. En ese sentido, recalca que el hígado graso, más que tratarlo, hay que prevenirlo; comiendo bien, haciendo actividad física, limitando el consumo de alcohol, etc.
Asimismo, en la mayoría de estudios se revela que hay una mayor tendencia a desarrollar cáncer hepático en hombres que en mujeres, aunque el incremento ahora mismo está siendo mayor en mujeres; probablemente –opina Gómez– porque anteriormente nos cuidábamos más y ahora se consume más alcohol, etc. “En cualquier caso, la prevalencia de hepatocarcinoma y de hígado graso es mayor en hombres que en mujeres”.
Muy pocos estudios
Algo que sorprende a esta investigadora, por otra parte, es que hay “muy pocos estudios” en animales y “casi ninguno” en el caso de los humanos para ver cómo cambian los genes y diagnosticar el hepatocarcinoma antes de que se curse la enfermedad. Reconoce, en ese sentido, que sería interesante que se realizara un estudio.
Lo que sí tienen previsto para el futuro en esta facultad es, por un lado, en investigación más básica en animales y experimentación, buscar estrategias para prevenir el hígado graso. Además, están estudiando qué alteraciones hepáticas aparecen por ejemplo bajo distintos patrones de alimentación –viendo si la dieta es más rica en sacarosa o fructosa aparecen más o menos daños en el hígado–, así como si con una dieta se puede prevenir.
Por otra parte, hace poco han empezado a enfocarse asimismo en la búsqueda de biomarcadores de enfermedad en sangre. “Normalmente para detectar el hígado graso, por ejemplo, la técnica de referencia es la biopsia, un método invasivo. Por eso, estamos intentando ver si mediante biomarcadores en sangre –es mucho más sencillo extraer una muestra de sangre que una biopsia hepática– podemos encontrar algunos marcadores que indiquen que ese paciente puede tener hígado graso o que tiene más riesgo de tenerlo”, explica, aunque aún está en una etapa muy temprana.
Artículo
- El artículo divulgativo publicado en The Conversation por las investigadoras de la facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco/Euskal Herriko Unibertsitatea Jenifer Trepiana, Maitane González, María Puy y Saioa Gómez surgió a raíz de uno previo en el que participaron más personas y que se pudo leer en la revista Antioxidants a finales del pasado año. A raíz de ese artículo, hicieron una investigación bibliográfica y descubrieron que el cáncer hepático es más prevalente en personas que tienen hígado graso.
- Factores de riesgo. Hay factores que predisponen a tener un mayor riesgo de padecer hígado graso o incluso hepatocarcinoma –cáncer hepático–, como son el sedentarismo, la obesidad, el alcohol, el tabaco, etc.
- Niños. Algo que preocupa especialmente es que esta enfermedad afecta a entre un 14 y un 30% de la población, y no sólo a adultos, sino también a adolescentes y a niños. “Especialmente en niños es preocupante, porque si ya presentan hígado graso desde pequeños, o se produce un cambio en el estilo de vida o según vayan creciendo el riesgo de padecer otras patologías se va incrementando con los años”, asegura Saioa Gómez, miembro del grupo Nutrición y Obesidad de la Facultad de Farmacia de la Universidad del País Vasco en Araba y del Centro de investigación biomédica en red CiberObn.
- Planes de futuro. Entre los proyectos que encaran para el futuro se encuentra, en investigación más básica con animales, el buscar estrategias para prevenir ese hígado graso. Además, están estudiando al mismo tiempo qué alteraciones hepáticas aparecen por ejemplo bajo distintos patrones de alimentación –viendo si la dieta es más rica en sacarosa o fructosa aparecen más o menos daños en el hígado–, y si con una dieta se puede prevenir.
- Se estima que la enfermedad afecta a entre un 14 y un 30% de la población.
Fuente: noticiasdealava.eus