Se denomina ascitis a la acumulación de fluido en la cavidad peritoneal. Esta cavidad, normalmente, tiene fluido con fines lubricantes, pero si se acumula se produce distensión abdominal, dificultad para poder respirar y dificultades para alimentarse.

En ocasiones puede convertirse en un síndrome hepatorrenal o peritonitis bacteriana.

La ascitis: todo lo que debes saber sobre esta afección

A la ascitis se la asocia frecuentemente con cirrosis, que es su causa principal, y también con otras enfermedades hepáticas severas, trastornos cardiovasculares, cáncer y otras enfermedades como el síndrome de Budd-Chiari.

La cavidad abdominal comprende al espacio que está entre las vértebras, los músculos de la pared abdominal, el diafragma y el suelo pélvico. En ella se encuentran muchos órganos como los riñones, el estómago, la vejiga, el hígado y otras vísceras.

Es frecuente confundir dónde se ha producido la ascitis. El peritoneo está entre la pared abdominal y los órganos de la cavidad abdominal y es en el espacio que queda entre el peritoneo parietal (capa externa) y el peritoneo visceral (capa interna) donde se acumula el fluido. La otra posibilidad es que se presente en la cavidad abdominal.

En el 80% de los casos de ascitis, la causa es cirrosis. En segundo lugar, el cáncer y en tercer lugar las enfermedades cardiovasculares.

La cantidad de fluido normal en la cavidad peritoneal es de 25 a 50 ml. Y de acuerdo a su apariencia y a su volumen, se pueden diferenciar varios grados de ascitis.

La Ascitis grado 1 no es detectable a simple vista, sólo con ultrasonidos, escáner, tomografía o pruebas similares. La de grado 2 es detectable a la palpación y la de grado 3 es claramente visible.

Los síntomas que presentan la ascitis grado 1 y grado 2 son prácticamente indetectables, pero en su forma severa, que produce distensión abdominal, son claramente visibles.

Si aumenta demasiado, el paciente sufre pesadez abdominal y la presión que ejerce sobre los demás órganos le provoca molestias, fundamentalmente para respirar, por la presión que hace sobre el diafragma.

Cuando el paciente se recuesta hacia atrás se puede apreciar mejor la enfermedad. En esa posición, el fluido va hacia los costados del cuerpo y estos se abultan. Y si se percute en un solo costado se produce una onda que se puede notar del lado opuesto.

Otro de los síntomas puede ser que se hinchen las piernas y que aparezcan hematomas, hematemesis, ginecomastia o algunos cambios mentales por encefalopatía, en aquellos casos muy avanzados de cirrosis o fibrosis hepática.

 

Fuente: okdiario.com

23/09/2019

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