“Diagnosticar enfermedades hepáticas ya es posible sin hacer pruebas invasivas”

16/02/2021 | Noticias de prensa

El Dr. Javier Ampuero, del Hospital Virgen del Rocío, premiado como uno de los mejores investigadores jóvenes de Europa.

La Asociación Europea de Gastroenterología acaba de conceder al doctor Javier Ampuero el premio Rising Star, que reconoce la trayectoria de calidad, en los ámbitos de la investigación, la clínica y la capacidad de liderazgo, de profesionales jóvenes (menores de 40 años) altamente cualificados de toda Europa en el campo de la Gastroenterología y Hepatología.

Como se dice habitualmente: uno entre un millón. El doctor Javier Ampuero Herrojo es especialista de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Virgen del Rocío, investigador del Instituto de Biomedicina de Sevilla y Profesor Asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Sevilla.

Con 36 años recién cumplidos tiene 86 publicaciones científicas en revistas bien indexadas de la especialidad. Desde esta semana suma otra patente, y ya son tres, en el campo de la medicina hepática. Centra su asistencia principalmente en tres campos: El de la Hepatitis C; la enfermedad hepática metabólica grasa, el hepatocarcinoma, y la cirrosis hepática y sus complicaciones.

Natural de Granada, ha dividido su corta vida entre Melilla, Córdoba, donde estudió Medicina, y desde hace 11 años en Sevilla, pasando entre medias por los Estados Unidos.

¿Cómo le ha dado tiempo a hacer tanto?

Cuando uno lee negro sobre blanco de todas las cosas realizadas toma conciencia de que sí, son muchas cosas. A veces, el día a día no permite observar esto con la perspectiva necesaria. Detrás de ello no hay secretos, sólo esfuerzo, sacrificio y contar con un gran apoyo personal y profesional de las personas que me rodean.

¿Por qué eligió la especialidad del Aparato Digestivo y dentro de este la Hepatología?

Es una especialidad muy completa y amplia, que incluye aspectos puramente clínicos y también técnicas diagnósticas y terapéuticas invasivas. Dentro de la especialidad tengo un apego especial por las enfermedades hepáticas, debido a que el hígado es un órgano esencial e interconectado en múltiples procesos sistémicos.

¿De qué forma nos beneficiaremos de sus investigaciones?

La investigación en la que participo es muy amplia, incluyendo aspectos más lejanos de la práctica clínica y otros con impacto “inmediato”. Entre ellos, creo que podemos destacar la creación de un algoritmo (Hepamet Fibrosis Sscore) que evita, en un número muy importante de pacientes con esteatosis hepática, la realización de una biopsia hepática, ya que podemos predecir con alta fiabilidad qué grado de daño hepático presentan. Por otro lado, estamos trabajando en el desarrollo de un algoritmo para detectar qué pacientes desarrollan cáncer de hígado tras haberse curado de hepatitis C, de tal manera que podamos dar de alta a aquellos pacientes que no vayan a tener un problema y mantener en consulta sólo aquellos en riesgo.

¿A qué otros retos se enfrentan en el campo de la Hepatología?

Retomando la pregunta anterior, el primero sería el desarrollo de métodos no invasivos, fáciles, sencillos y baratos, que sean capaces de predecir el daño hepático y su evolución. El segundo, combatir la lacra que sigue suponiendo el consumo excesivo de alcohol, que año tras año siega la vida de muchas personas. Y el tercero, acercarnos al tratamiento personalizado de enfermedades tan relevantes, en términos de morbilidad y mortalidad, como la esteatosis hepática y el cáncer de hígado.

El estudio por el que le reconoció la Sociedad Española de Patología Digestiva el año pasado se centraba en la esteatosis hepática o hígado graso no alcohólico. El doctor Ampuero afirma que afecta a un 20-30% de la población. Sin embargo reconoce que esta enfermedad, que causa la mayoría de los trasplantes hepáticos en los países occidentales, se puede revertir en parte con cambios de dieta y la práctica de ejercicio físico de forma habitual, porque la obesidad, entre otros, es un factor importante para el desarrollo de la misma. 

Es una enfermedad infradiagnosticada ¿Podríamos solucionarlo instruyendo mejor a la Atención Primaria?

Sí, porque tiene ciertas barreras al tratarse de una enfermedad que no es contagiosa (a diferencia de la hepatitis C), que no es estigmatizante (a diferencia del consumo de alcohol) y que no suele tener síntomas hasta estados avanzados. En este contexto, es fundamental el papel de Atención Primaria en la detección precoz, ya que representa la puerta de entrada al sistema sanitario. A este respecto, en mi área sanitaria, hemos llevado a cabo un plan con Atención Primaria para facilitar el uso de métodos no invasivos basados en nuestra patente a través de su integración en el sistema electrónico de petición de analíticas.

¿Otro reto sería buscar tratamientos adecuados en función de la etiología u origen de la enfermedad?

Así es. Sabemos que existen múltiples factores de riesgo para desarrollar esteatosis hepática, como la obesidad, la diabetes, la hipertensión o los trastornos del colesterol. En este sentido, la tendencia es ir hacia tratamientos personalizados en función del elemento principal que origine la enfermedad hepática. Es decir, tocar la tecla adecuada en cada paciente.

¿Qué peso tiene la microbiota en las enfermedades hepáticas?

La microbiota es el conjunto de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo y que, fundamentalmente, residen en nuestro aparato digestivo. Actualmente, sabemos que tienen un papel fundamental en muchas enfermedades. Como no podía ser diferente, juega un papel cada vez más claro en el desarrollo de enfermedades hepáticas, como la esteatosis o las complicaciones asociadas a la cirrosis hepática.

¿Y qué nos depara el conocimiento de la microbiota?

El futuro, cada vez más presente, aboga por el trasplante de microbiota como una terapia eficaz en determinados escenarios.

No se cansa de afirmar que la obesidad es una pandemia. ¿Esto lo ha provocado nuestro estilo de vida?

Lamentablemente, el estilo de vida actual, basado en una alimentación poco saludable y un incremento del sedentarismo, ha hecho que se disparen las tasas de obesidad. En España, por ejemplo, tenemos un gran problema con la obesidad infantil y adolescente que no estamos sabiendo detener. La obesidad será la epidemia que marcará el siglo XXI y corremos el riesgo que, debido a sus múltiples conexiones con diversas enfermedades, erosione enormemente los sistemas públicos de salud.

Usted puede aconsejar, pero no cambiar el estilo de vida de las personas. ¿Qué puede cambiar como científico?

No podemos renunciar a ser proactivos con los pacientes cada vez que estos acudan a un punto de salud, en aras de mantener la adherencia a un estilo de vida saludable. No obstante, es cierto que es difícil en ocasiones conseguir este objetivo. En este contexto, como científicos, debemos trabajar en programas de telemedicina, que nos permitan incrementar la monitorización del estilo de vida, y en el desarrollo de terapias antiobesidad. Siempre buscando el mayor grado de eficacia.

 

Fuente: elcorreoweb.es

16/02/2021

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