Una dieta baja en azúcares añadidos mejora el hígado graso en adolescentes

23/01/2019 | Artículos, Noticias de prensa

Un estudio clínico aleatorizado de niños adolescentes con enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, en sus siglas en inglés) encontró que una dieta baja en azúcares libres (los azúcares añadidos a los alimentos y bebidas que aparecen naturalmente en los zumos de fruta) dio como resultado una mejora significativa en NAFLD en comparación con una dieta habitual.

El estudio se realizó en la Escuela de Medicina de la Universidad Emory y en la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego (UC San Diego), ambas en Estados Unidos, y los resultados se han publicado en JAMA.

La autora principal del estudio es Miriam Vos, profesora de Pediatría en Emory y directora del Programa Pediátrico de Hígado Graso en el Departamento de Salud Infantil de Atlanta, y la primera autora es Jeffrey B. Schwimmer, profesora de Pediatría Clínica en UC San Diego.

Riesgo de diabetes y cáncer

NAFLD es la enfermedad hepática más común en los niños, y aumentó significativamente de 1988 a 2010. NAFLD se asocia con un mayor riesgo de diabetes tipo 2, enfermedad hepática en etapa terminal, cáncer de hígado y patología cardiovascular, por lo que el diagnóstico y el tratamiento rápido son muy importantes para la salud a largo plazo.

“Aunque las pautas pediátricas para el tratamiento de la enfermedad del hígado graso no alcohólico recomiendan una dieta saludable, centrarse en la reducción de alimentos y bebidas azucaradas fue un tratamiento no probado”, dice Vos.

“Nuestros resultados muestran que, si un niño con NAFLD consume una cantidad muy baja de azúcares en su dieta, mejoran tanto la grasa como la inflamación en el hígado. Estamos entusiasmados con los resultados altamente significativos, pero también nos damos cuenta de que se necesitará un estudio más largo para poder entender si la reducción de azúcar es suficiente para ‘curar’ NAFLD”.

Dieta reducida en azúcares libres

El estudio clínico, realizado entre agosto de 2015 y julio de 2017, incluyó a 40 niños de 11 a 16 años con la enfermedad, el 95% de los cuales eran hispanos. Los participantes fueron aleatorizados en dos grupos. A la mitad de los niños, junto con sus familias, se les proporcionó una dieta baja en azúcares libres (menos del 3% de la ingesta calórica diaria), y la mitad tomó sus dietas habituales. Mediante llamadas telefónicas dos veces por semana, los autores evaluaron la adherencia a la dieta.

Los niños con una dieta reducida en azúcares libres tuvieron una reducción en NAFLD desde el 25% al 17%, mientras que los niños con una dieta habitual tuvieron una reducción en la patología desde el 21% al 20%. Reducir los azúcares libres en la dieta implica disminuir la glucosa, la fructosa y la sacarosa que se consumen comúnmente en alimentos y bebidas azucaradas y en zumos de frutas naturalmente dulces.

El resultado primario medido fue el cambio en la esteatosis hepática, estimado por la medición de la fracción grasa de la densidad de protones por imágenes de resonancia magnética, un método preciso y moderno para cuantificar los lípidos en el hígado. También se midieron doce resultados secundarios, y varios también tuvieron cambios significativos.

Disminución de los niveles de colesterol

La disminución en el nivel de alanina aminotransferasa (una prueba utilizada para medir las enzimas hepáticas y la función hepática) fue significativamente mayor para el grupo de dieta de intervención que para el grupo de dieta habitual, y la disminución en los niveles de colesterol fue significativamente mayor en el grupo de intervención.

Además, la adherencia a la dieta fue alta, con 18 de 20 participantes/familias que informaron de una ingesta de menos del 3% de las calorías del azúcar libre durante la intervención. No hubo eventos adversos relacionados con la participación en el estudio.

“A pesar del asesoramiento brindado por los médicos a los pacientes y sus familias, la implementación de una dieta efectiva para reducir el azúcar, junto con la adherencia y la sostenibilidad a largo plazo a menudo son muy desafiantes”, reconoce Schwimmer.

Se necesitan estudios a largo plazo

“Nuestro estudio muestra que los niños y sus familias pueden seguir una dieta baja en azúcares libres durante hasta ocho semanas cuando el equipo de investigación planifica, compra y proporciona todas las comidas. Aunque esto no sería muy práctico, muestra que este tipo de intervención reduce los biomarcadores de NAFLD al menos a corto plazo”.

No obstante, los autores señalan que se necesitarán más estudios para demostrar el beneficio clínico a largo plazo tanto en niñas como en niños y en todas las etnias, y para resolver los desafíos de la implementación de una dieta baja en azúcar para pacientes en la práctica clínica.

 

Fuente: redaccionmedica.com

23/01/2019

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