Una de cada cuatro personas presenta enfermedad hepática grasa no alcohólica

05/10/2018 | Artículos, Noticias de prensa

Pronto, será la enfermedad del hígado más frecuente, junto con la cirrosis alcohólica.

La esteatosis hepática o enfermedad hepática grasa no alcohólica (EHGNA) es la enfermedad del hígado asociada con el depósito de grasa en este órgano. “x”, explica la doctora Blanca Sampedro, especialista en Aparato Digestivo de IMQ.

Si antes la hepatitis C era la protagonista de las consultas de Hepatología, hoy lo es la enfermedad hepática grasa no alcohólica. “Esta patología se puede observar en una de cada cuatro personas. Se asocia a la obesidad y al síndrome metabólico (síndrome en el que existe un incremento del riesgo cardiovascular, asociado a la presencia de hipertensión arterial y diabetes, entre otros), donde alcanza una prevalencia mayor del 50%”, señala la experta de IMQ.

La esteatosis puede producir una inflamación del hígado, conocida como esteatohepatitis, “que puede progresar hacia una cirrosis en un 20% de los pacientes y tiene una tasa de mortalidad superior al 10% entre los 10 y 15 años tras el diagnóstico. La cirrosis, asimismo, se asocia a múltiples complicaciones, incluida el hepatocarcinoma (cáncer de hígado) con cerca de un 10% de afectados entre los diagnosticados con EHGNA y un importante incremento de la mortalidad”.

Diagnóstico

En los últimos años, y dada la importancia de esta enfermedad, se han desarrollado múltiples herramientas para el diagnóstico y clasificación de la enfermedad hepática grasa no alcohólica. “Estas herramientas diagnósticas se basan en técnicas radiológicas, metabolómicas, serológicas o de elastografía, entre otras, que permiten cuantificar el daño hepático y seleccionar a los pacientes que se pueden beneficiar de una técnica invasiva, como es la biopsia hepática -y, probablemente en unos años, con el desarrollo de nuevas técnicas, evitarla-”, apunta la especialista de IMQ.

Tratamiento

El tratamiento, al igual que el diagnóstico, también está evolucionando. “La base debe ser un control de los factores de riesgo cardiovascular, como son la hipertensión y la diabetes, y pasa por una dieta con una disminución de las calorías ingeridas y un aumento del ejercicio físico”. La doctora Sampedro recomienda evitar bebidas carbonatadas, alimentos con alto contenido en fructosa e ingerir cafeína con frecuencia. Por otro lado, aboga por emplear preferentemente aceite de oliva.

Según apunta la especialista en Aparato Digestivo de IMQ, “el último documento de consenso, recientemente publicado, recomienda una pérdida de peso de al menos un 7% en un año, para lograr una mejoría sobre la EHGNA y sus comorbilidades”.

Actualmente, se están desarrollando nuevas técnicas endoscópicas que permiten una reducción importante del peso, “como son la colocación de balones intragástricos o la técnica APOLLO (sutura realizada en el estómago por vía endoscópica, que permite una reducción importante de la cavidad gástrica, lo que adelanta la sensación de saciedad), sin someterse a los riesgos de una intervención quirúrgica”.

El futuro

En los pacientes con esteatohepatitis que esté progresando (riesgo de desarrollar cirrosis), “si no se logra el descenso de peso necesario en el primer año de seguimiento, será necesario valorar un tratamiento asociado. Es probable que el paradigma de esta enfermedad cambie a lo largo de los próximos años con la llegada de nuevos fármacos que se están desarrollando y se encuentran en la actualidad en estudio, como es el ácido obeticólico, recientemente introducido en otra enfermedad hepática, la colangitis biliar primaria, entre otros”, adelanta la especialista de IMQ.

Otra consecuencia importante de la esteatosis es que, actualmente, en EEUU, es la primera causa de trasplante hepático y en España está aumentando en los últimos años, “lo que conlleva también un aumento de la necesidad de órganos y todas las consecuencias derivadas de un trasplante, desde el riesgo de la cirugía, al riesgo intrínseco de una inmunosupresión de por vida”.

Obesidad

La obesidad es una epidemia con una distribución mundial, cuya incidencia se ha triplicado en las últimas décadas, va en constante aumento y conlleva un importante incremento de la mortalidad y la morbilidad, derivada de las múltiples complicaciones que puede asociar tanto a nivel cardiovascular, neurológico o hepático, entre otros. Un 14% de los hombres y el 13% de las mujeres de Euskadi son obesos. Asimismo, la tasa de sobrepeso y obesidad en esta región alcanza el 34%. Además, la proporción de población obesa aumenta con la edad; la prevalencia más alta está entre la población de mayores de 65 años, afectando a casi un 20% de este colectivo en Euskadi. Otro problema es el aumento de la obesidad infantil, con estimaciones de un 11% en esta Comunidad.

 

Fuente: sanidadprivada.publicacionmedica.com

05/10/2018

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