Salut se fija la detección precoz como prioridad para eliminar la enfermedad como problema de salud pública antes del 2030.

Unas 65.000 personas en Cataluña tienen anticuerpos positivos de la hepatitis C, es decir, en algún momento se han infectado. Representan un poco más del 1% de la población mayor de 19 años. De éstas, la mitad (0,49%) tiene la infección activa, según datos del Departament de Salut con motivo del Día Mundial de las Hepatitis Víricas, el 28 de julio. Un 20% de estas personas desconoce que está infectada, ya que la hepatitis C es una enfermedad que puede no presentar síntomas durante años y, cuando se manifiestan, puede ser ya en etapas tardías. En consonancia con los objetivos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Cataluña quiere eliminar la hepatitis como problema de salud pública antes del 2030 y la detección precoz es una de las prioridades.

El Plan de prevención y control de la hepatitis C (VHC) de la Subdirección general de Adicciones, VIH, ITS y Hepatitis Víricas del Departament de Salut promueve acciones para reducir las nuevas infecciones; el cribado para el diagnóstico precoz; la búsqueda activa para la recuperación de infecciones ocultas y el acceso rápido y simplificado al tratamiento.

La transmisión de este virus es sanguínea y puede causar hepatitis aguda o crónica, que varía en función de la gravedad, desde una enfermedad leve hasta una enfermedad grave de por vida, y puede provocar cirrosis hepática y cáncer. Muchas de las personas que se contagian no tienen síntomas durante años o los tienen inespecíficos. Algunos sí que son claros como la ictericia –amarillez en la piel, en los ojos.

Actualmente la estrategia se centra en identificar personas que han tenido conductas de riesgo y que se han podido contagiar de hepatitis C, ya que actualmente no existe una vacuna eficaz contra este virus, como sí que hay para prevenir la hepatitis A y B. Eso sí, hay un tratamiento sencillo, de corta duración y muy eficaz, con tasas de curación superiores al 95%.

“Tenemos dos instrumentos muy eficaces que hacen posible plantear este objetivo de la OMS. La vacunación para la hepatitis B y tratamientos para la C, muy efectivos, de dos o tres meses, y sin efectos secundarios”, recalca el coordinador del programa Hepatitis de la Subdirección General de Adicciones, VIH, ITS y Hepatitis Víricas de Salud Pública, Xavier Majó.

Desde el 2015, cuando aparecieron los antivirales de acción directa (AAD), en Cataluña se han tratado con este tratamiento más de 27.000 personas con hepatitis C -datos hasta el 2021. Este tratamiento ha resultado ser uno de los más coste-efectivos, destacan desde Salut.

La OMS calcula que hay 58 millones de personas en el mundo con infección crónica por el virus de la hepatitis C y cada año se producen alrededor de 1,5 millones de nuevas infecciones. También calcula que en el 2019 murieron unas 290.000 personas a causa de este virus.

En Cataluña, del 2015 al 2019 se registraron más de 8.100 muertos por causas atribuibles a la hepatitis C y B. En el 2019 la tasa fue de 13,4 muertos por 100.000 habitantes y las hepatitis fueron la 22ª causa de muerte en Cataluña, la segunda por enfermedad infecciosa, por debajo de las neumonías y por encima de las infecciones intestinales, el VIH y la tuberculosis.

Microeliminación del virus

La evolución de personas tratadas ha ido en descenso desde el 2015 pero cada año se necesitan más recursos y estrategias innovadoras para llegar a las personas que todavía no se han diagnosticado.

El Plan de Prevención y Control de la Hepatitis C de Cataluña pone énfasis en la microeliminación del virus en las poblaciones más vulnerables, por el alto riesgo elevado de contraer la enfermedad y porque tienen más barreras de acceso y vinculación al sistema sanitario. “En los últimos años estamos centrando los esfuerzos en acercar el sistema sanitario a las poblaciones más vulnerables, tanto los cribados para detectar casos como los tratamientos”, destaca Majó.

Las poblaciones con más factores de riesgo de infección son las personas que se inyectan drogas, las migradas procedentes de países con altas prevalencias del VHC y las que tienen prácticas sexuales de riesgo sin protección. Salut trabaja en estrategias adaptadas para el diagnóstico precoz y circuitos sencillos y ágiles a través de intervenciones comunitarias.

Las personas drogodependientes, especialmente aquellas que se inyectan drogas, presentan una alta prevalencia de hepatitis C, más alta que la población general. Se calcula que la prevalencia de anticuerpos positivos de VHC es del 74% y la infección activa, del 54,2%. Dos de cada tres infecciones de hepatitis C son en personas que se inyectan drogas.

Por otra parte, en el 2021 Salut puso en marcha en cuatro zonas de Cataluña el proyecto MiCatC, en el marco del cual se han hecho 150 intervenciones comunitarias y se han cribado cerca de 1.500 personas. El objetivo, llegar a las personas migradas provenientes de países con altas prevalencias del VHC, pero también del virus de la hepatitis B (VHB). El 3,3% de personas tenía anticuerpos positivos de VHC y un 1,1%, infección activa. Todas ellas han sido derivadas a la atención sanitaria y han seguido el tratamiento.

Majó advierte del estigma que pueden llevar asociado las enfermedades y más si son infecciosas. “En este caso puede haber un doble estigma por el hecho de ser una persona que consume drogas o migrante y tener la enfermedad”, alerta el coordinador del programa Hepatitis, que pide tener presentes los factores psicológicos y sociales que implica la enfermedad para romper el estigma.

 

Fuente: diarimes.com

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