Investigadores del Hospital La Fe de Valencia del Centro de Investigación Biomédica en Red en el Área temática de Enfermedades Hepáticas (CIBEREHD) han concluido que la primera ola de la pandemia afectó al trasplante de hígado de forma diferente a nivel global, con efectos especialmente perjudiciales en los países más afectados por el virus.

Así lo han ratificado Tommaso Di Maira y Marina Berenguer en un estudio multicéntrico en el que describen el impacto de la primera ola de la pandemia por COVID-19 en centros de trasplante de hígado de todo el mundo.

En el estudio se describe y compara la incidencia de trasplantados hepáticos, en concreto, pacientes incluidos en la lista de espera para trasplante y mortalidad en lista de 2020 frente a 2019 de 128 centros trasplantadores de varias regiones.

Así, se verificó que en Europa se produjeron significativamente menos trasplantes hepáticos en el primer año de la pandemia frente a 2019. En los países gravemente afectados por la pandemia se incluyeron un número menor de pacientes en las listas de espera de trasplante de hígado y, además, se realizaron menos trasplantes durante la pandemia.

Pese a ello, destaca una mortalidad en lista de espera mayor en los países “menos afectados” en 2020 en comparación con 2019, frente a la de los países más golpeados por la COVID-19.

“Este estudio es el primer estudio internacional que analiza el impacto de una pandemia en las prácticas de trasplante de hígado y resalta el efecto perjudicial en esta actividad sanitaria crucial para salvar las vidas de pacientes con enfermedad del hígado terminal”, explican los investigadores.

“Igualmente, muestra cómo el efecto fue relevante tanto en países con donación a partir de donante cadáver como en países donde la donación a partir de donante vivo predomina. Este trabajo puede servirnos para establecer estrategias precoces si nos enfrentásemos a nuevas pandemias”, aseguran.

Según recuerdan, debido al impacto que tuvo la pandemia en la lista de espera y en los trasplantes de hígado realizados, se adoptaron modificaciones en las políticas de selección de receptores y donantes, recuperación de órganos y manejo postoperatorio del receptor a nivel regional o nacional.

La capacidad de recuperación de toda la red de trasplantes ha permitido continuar con la donación y el trasplante de órganos, mejorando en última instancia la vida de los pacientes con enfermedades hepáticas en fase terminal.

 

Fuente: infosalus.com

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