La tecnología utilizada, una máquina de perfusión, permitirá ampliar los órganos disponibles para trasplante, al acondicionarlos antes del implante, y también, programar las intervenciones.

Una nueva máquina de perfusión ha permitido trasplantar un hígado tras permanecer durante tres días fuera del cuerpo. El órgano había sido rechazado para el trasplante por no cumplir las condiciones óptimas (estaba afectado por una infección y un posible tumor).

Con esta prueba de concepto un equipo médico-quirúrgico del Hospital Universitario de Zúrich (USZ), en Suiza, demuestra haber mejorado el sistema de perfusión normotérmica in situ para poder injertar el órgano con éxito. El paciente trasplantado se mantiene sano tras un año del procedimiento, según refieren los autores de este avance que se publica en la revista Nature Biotechnology.

El responsable de este trasplante, Pierre-Alain Clavien, director del Departamento de Cirugía y Trasplante del USZ, resume así su avance: «Esta máquina es la única que permite la conservación a largo plazo (durante varios días) fuera del cuerpo. La máquina imita todas las funciones clave del cuerpo como el flujo arterial pulsátil y venoso continuo; el control de la glucosa, la energía y las grasas; la oxigenación fisiológica y cuenta con un sistema de diálisis que elimina continuamente todos los productos de desecho».

Los autores del estudio recuerdan que «los métodos actuales de preservación de órganos brindan una ventana estrecha (generalmente menos de 12 horas) para evaluar, transportar e implantar los injertos para trasplante humano».

Una vez trasplantado, el hígado «exhibió una función normal, con mínima lesión por reperfusión y la necesidad de un régimen inmunosupresor mínimo», añaden. El paciente, por su parte, padecía varias enfermedades hepáticas graves, entre ellas, cirrosis avanzada e hipertensión portal grave, y después del trasplante, «recuperó rápidamente una calidad de vida normal sin ningún signo de daño hepático, como rechazo o lesión de las vías biliares, de acuerdo al seguimiento de un año».

Este caso de injerto pionero «abre nuevos horizontes en la investigación clínica y promete extender la ventana de tiempo hasta 10 días para evaluar la viabilidad de los órganos del donante, así como para convertir una cirugía urgente y de alta exigencia en una procedimiento electivo», declaran los investigadores. En concreto, Clavien apunta que esa ventana podría llegar hasta los 12 días, si bien matiza que no es un dato aún contrastado.

Para el cirujano, la optimización de la tecnología de perfusión de órganos permitirá, entre otros avances, «evaluar y tratar injertos marginales o rechazados para realizar un trasplante seguro», así como eliminar grasas nocivas e infecciones de los hígados antes de implantarlos, y convertir «una operación de emergencia que a menudo se realiza durante la noche en un procedimiento programado«.

Además, Clavien recuerda que estas máquinas podrían servir en la «regeneración ex situ con autotrasplante sin necesidad de inmunosupresión» y contribuir a modular la inmunosupresión, de forma que se reduciría o eliminaría su necesidad. Por último, también enumera posibles aplicaciones en el tratamiento del cáncer (mediante la extirpación de tumores o la administración de quimioterapia ex vivo) y en la investigación farmacocinético de los medicamentos.

Tras el éxito de este caso, los investigadores advierten de que se necesita más investigación, con más pacientes y períodos de observación más prolongados. No obstante, inciden en que los resultados sobre la tecnología que han desarrollado no solo pueden contribuir a aumentar la cantidad de órganos potencialmente accesibles para la donación, sino también mejorar la posibilidad de tratar los órganos disponibles con medicamentos antes del trasplante.

Pierre-Alain Clavien, cirujano suizo formado en las técnicas de trasplante en las universidades de Toronto (Canadá) y Duke (Estados Unidos), es uno de los impulsores de este sistema de normoperfusión, con el que ya había demostrado hace un par de años que podían mantenerse hígados humanos con lesión funcional hasta 10 días. Aquel hallazgo se publicó en 2020 también en Nature Biotechnology.

En una entrevista en Hepatic Oncology, Clavien decía entonces sobre las posibilidades de trasladar a la clínica este nuevos dispositivo que necesitaban primero «realizar trasplantes en humanos y asegurar la función a largo plazo de estos hígados. Una vez logrado, muchos hígados que actualmente no son adecuados para su uso, podrían colocarse en esta máquina. Además de eso, también los llamados hígados de alto riesgo podrían preacondicionarse en la máquina y beneficiarse del proceso de reparación».

 

Fuente: elmundo.es

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