Algunos de los tratamientos para la patología de la piel generan complicaciones en su comorbilidad.

La psoriasis es una enfermedad dermatológica que acarrea un buen número de comorbilidades, y una de las principales es la enfermedad por hígado graso no alcohólico. Así lo ha puesto de manifiesto una revisión aparecida en la Revista Española de Enfermedades Digestivas, donde se incide en la necesidad de una mayor trabajo conjunto entre dermatólogos y hepatólogos a la hora de tratar estas patologías.

“Aproximadamente, la mitad de los pacientes con psoriasis grave padecen hígado graso no alcohólico”, explica Antonio Olveira, hepatólogo del Hospital Universitario La Paz y uno de los autores de la revisión. “Esta prevalencia es el doble de lo esperado en población sin psoriasis, ajustados para edad y sexo”. Matiza: “La asociación es más intensa en la psoriasis grave”.

Ambas enfermedades comparten un trasfondo inflamatorio crónico mediado por citoquinas. De hecho, se realimentan como si fuera un círculo vicioso, basado en un diálogo inflamatorio entre tejido adiposo, piel e hígado, con implicaciones metabólicas que provocan un empeoramiento de las patologías.

El dermatólogo es el principal detector

A pesar de que la asociación es clara, ha habido que esperar hasta el año pasado para que se tenga en cuenta en las guías clínicas. “La reciente actualización de la guía clínica en hígado graso no alcohólico de la AASLD (Asociación Americana para el Estudio de las Enfermedades del Hígado) hace referencia explícita, por primera vez, a la psoriasis como enfermedad asociada al hígado graso”, comenta Olveira.

Esto hace que las peculiaridades de esta asociación sean más conocidas, “hoy por hoy, por parte del dermatólogo que del hepatólogo”, comenta Olveira. “Aunque los dermatólogos somos conscientes de la relación entre las dos patologías, se debería trabajar más con el Servicio de Aparato Digestivo”, reconoce, por su parte, Ignacio García Doval, de la Unidad de Investigación de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV).

No es un tema baladí: la revisión concluye que, aunque es el especialista en la piel el que “debe ser el principal detector de hepatopatía, el hepatólogo tiene que ser consciente de la mayor gravedad que revisten los pacientes con psoriasis.

Tradicionalmente, el despistaje de la enfermedad por hígado graso en las consultas de Dermatología se basa en la cifra de transaminasas, lo que ha provocado una infraestimación de la prevalencia y la gravedad de la enfermedad hepática, puesto que puede existir independientemente de las transaminasas, por lo que se recomienda el despistaje de hígado graso en todos los pacientes con psoriasis grave que presenten factores de riesgo de síndrome metabólico.

Fármacos biológicos

La parte más delicada de esta asociación está en el tratamiento. Medicamentos como el acitretino, la ciclosporina o el metotrexato pueden ser perjudiciales para la hepatopatía, señala la revisión, que apunta a la mayor seguridad de los fármacos biológicos para tratar la psoriasis.

“El uso de medicamentos biológicos es cada vez más frecuente, tanto en psoriasis como en otras enfermedades”, explica Olveira. “Hoy por hoy, no existen datos para recomendar su uso con el fin específico de la enfermedad hepática”, pero “son una alternativa segura para evitar la hepatotoxicidad de otros medicamentos, como metotrexato, en estos pacientes, y, tal vez, en el futuro se pueda demostrar su beneficio en el hígado graso asociado a psoriasis”.

“Las comisiones de farmacia no entran en la discusión sobre la relación entre psoriasis e hígado graso”, señala De la Cueva. No obstante, las restricciones cambian según los centros. “Revisarlas tendría sentido si tuviésemos la certeza de que el tratamiento de la psoriasis mejora el hígado graso, pero hoy en día no la tenemos”, concluye el dermatólogo.

 

Fuente: redaccionmedica.com

19/05/2019

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