Menos psicofármacos y más investigación con perspectiva de género para garantizar el derecho a la salud de las mujeres

04/06/2018 | Noticias de prensa

El consumo de ansiolíticos y tranquilizantes y la mala autopercepción de la salud entre las mujeres no para de aumentar: en el Día Internacional de Acción para la Salud de las Mujeres, el pasado 28 de mayo, se reclama garantizar la prevención, una mayor precisión en el diagnóstico y el derecho de las mujeres a ser atendidas y tratadas eficientemente.

La anticoncepción siempre centrada y obligada a ser asumida por parte de las mujeres. El tratamiento de los abortos, naturales o no, la violencia obstétrica, las visitas rutinarias al ginecólogo. Las repetidas pruebas y los cribados que rodean la posibilidad de sufrir cáncer de mama. La duda sobre por qué ciertas enfermedades o ciertas situaciones provocan más síntomas entre las mujeres que entre los hombres. La a menudo repetida acusación de hipocondrismo. Situación que puede venir dada por la fuerte carga que muchas mujeres sufren. Tranquilizantes y ansiolíticos son las pastillas que más se les recetan y que más toman las mujeres. 

El estado de salud de las mujeres, observando tanto desde la autopercepción como desde los indicadores de salud mental, está en una peor situación que la de la ciudadanía en general. Así lo defiende también la Federación de Asociaciones de Vecinos y Vecinas de Barcelona (FAVB) que después de comparar con la encuesta sobre la población de Barcelona de la Agencia de Salud Pública de 2016, ha visto que la autopercepción del estado de salud ha empeorado entre el 15,5% y el 30% en los hombres y entre el 22,6% y 54,8% en las mujeres. En salud mental, el empeoramiento pasa del 16,5% en hombres y el 20,3% en mujeres al 70% y el 82,3% respectivamente.

Desde la FAVB atribuyen estos incrementos en parte al hecho de que “demostrada la importancia y la gravedad del incremento de la pobreza y de las desigualdades”, se puede ver “su impacto en la salud (y en especial en la mala salud) de las mujeres”. Lo basan en un informe elaborado por el Observatorio DESC donde se demuestra el riesgo para la salud que sufren las personas afectadas por la carencia de vivienda y la pobreza energética, especialmente las mujeres.

Así, en términos generales, en España, el consumo de ansiolíticos e hipnóticos aumentó un 57,4% entre los años 2000 y 2012 según advirtió la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). Estos datos no tuvieron en cuenta el sexo como indicador y no ayudan a discernir el consumo. Pero a través de la Encuesta Nacional de Salud sabemos que las mujeres reciben casi el doble de tratamientos con psicofármacos. El sufrimiento psicológico de las mujeres, en gran parte relacionado con las desigualdades laborales, económicas y de tareas de curaciones en el entorno familiar, así como directamente con la violencia de género, es interpretado por la medicina como un trastorno patológico tratado con fármacos. Esto también pasa con ciertas enfermedades puntuales.

Es el caso por ejemplo de la fibromialgia o la fatiga crónica. Como publicábamos en este diario, según el especialista en Síndromes de Sensibilización Central (SCC) Joaquim Fernández Solà, “el 80% de las personas afectadas de fatiga crónica (45.000 personas) y fibromialgia (200.000) son mujeres”. Era él mismo quien valora que “el hecho de que estas enfermedades sean preponderantemente de género explica que tanto el ámbito médico como el social manifiesten poco interés al respecto”.

En el campo de la investigación, la ciencia ha considerado el sexo masculino como patrón neutro y los resultados de los ensayos clínicos se han considerado válidos para toda la población, hecho que provoca diferencias en la efectividad de los tratamientos. Ahora empieza a romper con este molde pero a menudo se ha acusado al sistema sanitario de ser androcéntrico y patriarcal y, por tanto, no ser sensible a las diferencias existentes. Entidades, plataformas y sindicatos denuncian que el hecho de que no haya perspectiva de género en el sistema sanitario provoca que en lugar de buscar la causa de las enfermedades de las mujeres, éstas se traten con analgésicos o psicofármacos, que lo que hacen es “enmascarar la patología y producir efectos secundarios innecesarios”.

En este sentido, sobre la perspectiva que le da el sistema sanitario a los tratamientos, un trabajo publicado en la revista Nature human behaviour concluye que es más probable que una investigación tenga en cuenta sexo y género si hay alguna mujer entre sus autores. Y es que se sabe que hombres y mujeres no son iguales en relación a la incidencia de enfermedades, la eficacia de los tratamientos y los efectos secundarios pero factores como el sexo son olvidados para los ensayos biomédicos, donde los individuos de estudio acostumbran a ser masculinos, tanto si se trata de animales de laboratorio como con pacientes humanos.

Cada 28 de mayo, coincidiendo con el Día Internacional de Acción para la Salud de las Mujeres la sociedad se moviliza y reivindica que se trabaje para la salud de las mujeres. Lo hace a partir de la evidencia científica que demuestra que existen diferencias por lo que respecta a la salud, y que es necesario hacer estudios teniendo en cuenta esta variable por garantizar la prevención, la mayor precisión en el diagnóstico y el derecho de las mujeres a ser atendidas y tratadas eficientemente.

Las mujeres sufren más enfermedades relacionadas con el dolor, según la ESCA 2017

Según la Encuesta de Salud de Cataluña, los principales trastornos crónicos de las mujeres son la artrosis y el dolor de espalda mientras que los de los hombres son la presión alta y el colesterol elevado. Además, la prevalencia de sufrir una enfermedad o problema de salud crónico o de larga duración es más elevada entre las mujeres que entre los hombres (40,6% frente al 34,6%). Esta prevalencia crece a medida que los grupos son de más edad y supera el 65% en personas de 65 años y más. También es superior en las personas de clase social menos favorecida y en las que tienen estudios primarios o no los tienen.

Los principales trastornos crónicos de salud que sufren las mujeres y hombres no son los mismos. Los de las mujeres están relacionados, en primer lugar, con enfermedades del aparato locomotor como artrosis i artritis, enfermedades del aparato circulatorio (presión alta), migrañas o dolores de cabeza frecuentes, depresión y anemia.

La misma Encuesta muestra que las mujeres hacen un seguimiento más adecuado que los hombres de la dieta mediterránea (65,3% respecto al 56,6%). También que la mitad de la población de 18 a 74 años tiene exceso de peso i que ésta afecta menos a las mujeres (26,5%) que a los hombres (42,3%) y aumenta con la edad. Por otro lado, el nivel de actividad física saludable es inferior en mujeres (78,5%) que en hombres (82,8%). Incluso con estos datos, y sabiendo que las mujeres tienen más esperanza de vida que los hombres, también se sabe que la calidad de esta es inferior a la de los hombres. Como valoran las doctoras Francesca Zapater y Maria José Fernández, “los determinantes de la salud de las mujeres tienen que ver con los condicionantes sociales que hacen del género un eje de desigualdad”.

Los orígenes del Día Internacional de Acción para la Salud de las Mujeres

La jornada se fijó en 1987 en Costa Rica por parte de la Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe después de participar en una reunión de la Red Mundial de Mujeres para los Derechos Reproductivos. Desde entonces, cada 28 de mayo es una jornada de movilización y reivindicación para garantizar la prevención, la mayor precisión en el diagnóstico y el derecho de las mujeres a ser atendidas y tratadas eficientemente.

Fuente: diarisanitat.cat

04/06/2018

SÍGUENOS EN NUESTRAS RRSS

PRÓXIMOS EVENTOS

No hay eventos!

TE PODRÍA INTERESAR

Related Post