La presidenta de la SEMG Madrid, Isabel Jimeno, alerta de que cada más personas reciben tratamientos en edades tempranas.
Por lo general, el concepto de cronicidad se liga a las personas más mayores, producto de una mayor longevidad y de los cambios en los estilos de vida. Sin embargo, cada vez son más las personas jóvenes de entre 18 y 30 años que reciben tratamientos por una patología crónica. Es por ello que la presidenta de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) en Madrid, Isabel Jimeno, pide no relacionar este fenómeno con las edades avanzadas y “no subestimar” su impacto entre los más jóvenes.
“Cada son más personas en tratamiento”, ha advertido durante su intervención en el III Congreso madrileño de la SEMG en la mesa ‘Prevención de infecciones respiratorias en el paciente crónico’. No obstante, reconoce que las incidencias más elevadas se siguen encontrando en las personas ancianas debido a su “vulnerabilidad”. Por eso, ha subrayado que la cronicidad “importa”, pues este colectivo es más vulnerable a las enfermedades infecciosas que la población joven, y las cuales, a su vez, son una de las principales causas de morbilidad y mortalidad en la población geriátrica.
La mayor susceptibilidad a las infecciones “se ha atribuido al proceso de envejecimiento anatómico, fisiológico e inmunológico y a la mayor prevalencia en ellos de enfermedades crónicas”, sobre todo enfermedades cardiovasculares y pulmonares y diabetes mellitus, que predisponen a la infección.
En este contexto también entra en juego la inmunosenescencia, consecuencia de deterioro progresivo de la respuesta inmune tanto innata como adaptativa. En este sentido, ha explicado Jimeno, “las respuestas dependientes de células T y las mediadas por células T se afectan de forma importante en los ancianos”, lo que se traduce en el “fracaso de los mecanismos de control homeostáticos en respuesta a sucesivos encuentros con estímulos nocivos”.
Asimismo, ha puesto de relieve que las enfermedades crónicas aumentan el riesgo de hospitalización por neumonía neumocócica. Por ejemplo, aumenta en un 55,7% el riesgo de inmunosupresiones, un 48% las enfermedades hepáticas crónicas, un 39,4% la diabetes o un 27,6% la enfermedad renal crónica. Además, El neumococo “es el agente infeccioso que más presente está en las complicaciones de la gripe”, ha dicho.
Cronicidad y neumococo
Por otro lado, Ángel Gil de Miguel, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Rey Juan Carlos, ha resaltado la importancia de las vacunas. Tanto que, según ha indicado, las vacunas han sido la única manera en la que el ser humano ha logrado erradicar una enfermedad: la viruela. De hecho, en muchos países subdesarrollados el único acceso a una cobertura sanitaria es a través de la vacuna.
Al mismo tiempo, ha coincidido con Jimeno en resaltar el impacto de la cronicidad entre los más jóvenes. En líneas generales, también ha recalcado que el paciente con patología crónica y enfermedad neumocócica presenta una peor evolución y mayor gravedad, un peor efecto en la calidad de vida (día de trabajo perdidos, visitas más frecuentes al médico, medicación adicional o ayuda de cuidadores) e un impacto económico en el sistema (hospitalizaciones, estancias más prolongadas o mayor riesgo de muerte).
La mesa estuvo moderada por Fátima Santolaya, médica de Familia y vicepresidenta tercera de la SEMG Madrid, quien destacó que en España el 62,4% de los ciudadanos padecían algún tipo de cronicidad. En el caso del grupo de 15 a 64 años, este índice se sitúa en un 59,42%.
Fuente: redaccionmedica.com