Los expertos recomiendan centrarse en los colectivos con alta prevalencia de hepatitis C
Expertos a nivel nacional han elaborado unas guías para controlar la hepatitis C en los grupos que constituyen los focos primarios de transmisión de la infección.
Uno de los objetivos planteados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el año 2030 es combatir las hepatitis víricas, un reto alcanzable gracias al éxito de los tratamientos contra estos virus. Para ello, es clave el abordaje de los focos primarios de la infección, es decir, aquellas poblaciones que aún presentan una prevalencia alta de la enfermedad y prácticas de riesgo que facilitan nuevas transmisiones. Con este motivo, un grupo de expertos españoles en el manejo de la enfermedad y bajo la dirección del doctor Javier Crespo, jefe del Servicio de Gastroenterología y Hepatología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Santander, han dictado unas recomendaciones en relación al Abordaje integral de los focos primarios de la infección, clave para el control de la hepatitis C en España.
En el Proyecto Focos Primarios, iniciativa dirigida por el doctor Crespo, se han evaluado distintas estrategias sanitarias a través de reuniones con especialistas de atención primaria, hepatología, medicina interna, medicina laboral, microbiología, especialistas de centros comunitarios, de clínicas de atención sexual, expertos en puntos de atención al paciente, en patología dual, en salud penitenciaria, en salud pública, en comunicación sanitaria, asociaciones de personas afectadas y representantes de colectivos de riesgo de exclusión social.
«La mayor parte de las nuevas infecciones por el virus de la hepatitis C (VHC) se concentran en unos grupos poblacionales muy concretos: personas que se inyectan drogas, los hombres que tienen sexo con hombres, y mantienen conductas de riesgo, y los inmigrantes procedentes de zonas de alta prevalencia de la infección por VHC”, ha explicado el doctor Crespo, quien ha señalado que “una adecuada atención social y sanitaria a estos grupos es clave para el control de la hepatitis C». A su juicio, esta mejora «debe centrarse en aspectos como el incremento de la detección precoz, la mejora de los circuitos asistenciales, la simplificación del diagnóstico y, el trato de forma universal a todas las personas infectadas”. Además, el especialista insta a “no olvidar las medidas complementarias que permitan mejorar la educación y divulgación sanitarias, tanto a profesionales como a la población en general».
Las recomendaciones ponen el énfasis en la identificación de los casos, los circuitos asistenciales, el proceso de diagnóstico y el tratamiento de los mismos. En ese mismo aspecto incide la doctora María Buti, jefa clínica del Servicio de Hepatología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona y presidenta de la Asociación Española del Estudio del Hígado (AEEH). «Sólo podremos alcanzar un control apropiado de la hepatitis C si somos capaces de atender adecuadamente a todos los grupos poblacionales que conforman los focos primarios. Esta atención no sólo se debe circunscribir al ámbito sanitario, sino que nos obliga a todos los agentes implicados en el abordaje de los focos primarios a conocer y entender cuáles son las vías de transmisión y cómo hacerlas frente», ha declarado la especialista.
Por su parte, la profesora Montaña Cámara, vicerrectora de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y profesora de la Cátedra Extraordinaria de Salud, Crecimiento y Sostenibilidad MSD-UIMP, ha destacado la importancia que tiene el proyecto para concienciar sobre la necesidad de controlar y reducir la incidencia de la hepatitis C en la población, así como para sensibilizar, prevenir y elaborar planes específicos para aquellas poblaciones de riesgo. En este sentido, el profesor Conrado Fernández Rodríguez, jefe de la Unidad del Aparato Digestivo del Hospital Universitario Fundación Alcorcón y Profesor Asociado de Medicina de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), se ha referido a la importancia de las recomendaciones como «una muestra, más allá del ámbito académico, del compromiso y de la colaboración con la salud pública».
Por último, el doctor Crespo ha vuelto a incidir en la principal recomendación, que no es otra que la criba en adultos nunca testados por el virus y el seguimiento en el caso de los que lleven a cabo prácticas de riesgo. «La reinfección depende de la práctica de riesgo. Sin ella, es prácticamente nula. Tan sólo existen 2,5 casos de reinfección por cada cien personas y año», ha finalizado.