Las redes sociales y su actualización en respuesta a emergencias y en especial frente al nuevo coronavirus COVID-19

27/03/2020 | Artículos, Artículos científicos

La pandemia de gripe de 1918 afectó a un tercio de la población mundial y provocó 50 millones de muertes. Hace cien años, las terapias médicas y otras medidas eran muy limitadas. El intercambio de información, que hubiese podido facilitar cualquier intervención de salud pública, se produjo sólo por teléfono, correo o directamente de persona a persona.

Ahora, más de un siglo después, un nuevo coronavirus es la causa de una nueva pandemia global que amenaza millones de vidas. Hoy, existen muchos métodos para compartir información y han sido asumidos por plataformas gigantes de redes sociales que tienen una velocidad increíble, con gran alcance y penetración. Más de 2.900 millones de personas utilizan las redes sociales regularmente.

En este artículo se expondrá esquemáticamente cómo las plataformas de redes sociales existentes podrían ser útiles para coordinar la respuesta óptima y necesaria a esta epidemia.

Se esquematiza un marco para integrar las redes sociales como una herramienta crítica en la gestión de la pandemia en su evolución actual, y también cómo éstas se deberían transformar para preparar una respuesta de cara al futuro.

Dirigir a fuentes fiables a las personas que consultan las redes sociales

Hasta la fecha, las plataformas de redes sociales han sido importantes para diseminar información durante el presente brote de coronavirus 2019 (COVID-19). Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en Estados Unidos), la Organización Mundial de la Salud (OMS), numerosas revistas y otras organizaciones de atención médica publican regularmente orientaciones en una gran cantidad de plataformas. Los equipos empleados por dichas plataformas también han participado en la respuesta a medida que las búsquedas de información sobre el coronavirus han ido aumentando. Facebook está utilizando links a noticias que dirigen a los usuarios a diversos sitios web de la OMS y a los de las autoridades locales de salud. Google Scholar ha destacado las principales revistas médicas y otros sitios. Twitter y otros sitios de redes sociales están señalando de manera similar a las personas que buscan contenido relacionado con el coronavirus en recursos fiables. Las organizaciones de atención médica, los médicos y las personas influyentes en las redes sociales también deben dirigir activamente el tráfico en línea a fuentes fiables.

También puede ser hora de que las plataformas de redes sociales asuman un papel activo de salud pública y, en paralelo, utilicen pancartas, ventanas emergentes y otras herramientas para enviar mensajes directamente a los usuarios sobre el lavado de manos y el distanciamiento social, por ejemplo. Este enfoque aumenta la probabilidad de que millones de personas vean los mismos mensajes cada vez que acceden a la plataforma.

Contrarrestar la desinformación y las “fake news”

Las redes sociales también se han convertido en un conducto para difundir rumores y desinformación deliberada, y se están implementando sitios como Facebook, Twitter, YouTube y WhatsApp para crear una sensación de pánico y confusión. A diferencia de otros eventos anteriores, la OMS ha identificado que “el brote y la respuesta frente al COVID-19”, se ha acompañado de una ‘infodemia’ masiva, una sobreabundancia de información, que puede ser tanto cierta y precisa y como en otros casos deliberadamente engañosa, lo cual dificulta que las personas que buscan orientaciones encuentren fuentes de confianza. Se necesita investigación para comprender mejor los orígenes y la difusión de la información errónea, así como esfuerzos coordinados para interrumpir las fuentes erróneas e identificar y eliminar su difusión.

Las redes sociales como herramienta de diagnóstico y sistema de referencia

Las redes sociales deben usarse para difundir información fiable sobre cuándo hacerse la prueba, qué hacer con los resultados y dónde recibir atención. Si hay una vacuna disponible, se podrían usar las mismas plataformas para alentar su aceptación y abordar posibles cuestiones relacionadas con la vacuna. Estos esfuerzos dirigidos se podrían ofrecer en respuesta a lo que las personas buscan o con un enfoque más personalizado basado en las publicaciones y en el riesgo subyacente de cada individuo. Los sistemas de salud pueden verse abrumados a medida que las pruebas estarán más disponibles y las personas más enfermas y preocupadas buscarán atención; sin embargo, las plataformas de redes sociales están bien preparadas para permitir a los usuarios evaluar de forma remota sus síntomas y poderse aconsejar de forma personalizada. La herramienta de Salud Preventiva de Facebook proporciona pautas sobre recomendaciones preventivas de salud (por ejemplo, enfermedades cardíacas, detección precoz de cáncer etc.) y luego dirige a los usuarios a ubicaciones específicas, donde estos servicios están disponibles. Los usuarios también tienen la opción de compartir la herramienta y sus pruebas programadas con su red. Esto podría modificarse para dirigir a las personas (cuando sea relevante) a los recursos para las pruebas COVID-19. Además, para aquéllos cuyos resultados fuesen positivos para COVID-19, la plataforma podría permitirles informar a sus contactos sobre la posible exposición y cómo hacer un seguimiento de la prueba.

Habilitación de la conectividad y ayudas psicológicas

A medida que los individuos comienzan a ponerse en cuarentena y teletrabajar, están ocurriendo nuevas formas de aislamiento social. En algunos lugares de los EEUU y en todo el mundo, los funerales, bodas, servicios religiosos, comidas en restaurantes y otros lugares de socialización tradicional ya han sido completamente prohibidos. Los efectos a largo plazo del distanciamiento social y el aislamiento probablemente afectarán a la población, lo que requerirá estrategias integrales para abordar las secuelas posteriores. Adaptarse a vivir con aislamiento social será un reto para poblaciones ya desfavorecidas, como las personas mayores, las personas que viven solas, las que tienen un bajo nivel socioeconómico o problemas de vivienda, las personas que sufren enfermedades o discapacidades crónicas y las personas que están indocumentadas. Las redes sociales deberían usarse para crear conciencia sobre las necesidades de estos grupos en condiciones de desastre mediante el desarrollo de nuevos métodos para que las comunidades movilicen recursos y apoyo en ausencia de contacto físico. La “respuesta a la crisis”, el “control de seguridad” y las funciones relacionadas disponibles en algunas plataformas de redes sociales podrían permitir actualizaciones y saber cómo se encuentran más frecuentemente y en tiempo real. Las ayudas psicológicas se podrían realizar a través de chats online en respuesta a la pandemia y a sus necesidades críticas, que se comprenden mejor con experiencias previas. Si bien las redes sociales no pueden reemplazar el contacto en persona, podría haber formas de utilizarlas mejor para apoyar la recuperación y la resiliencia.

Avanzando en el aprendizaje remoto de las profesiones sanitarias

Se necesitan nuevos enfoques para mejorar la educación de los profesionales de la salud. El distanciamiento social afectará la capacitación clínica y la educación didáctica. Los servicios de vídeoconferencia independientes pueden verse sobrecargados ya que muchas instituciones ya se mueven completamente en línea. Las redes sociales pueden ser una herramienta útil para facilitar el contacto entre los estudiantes y apoyar el aprendizaje interactivo. Los equipos sanitarios de atención médica de primera línea y otros trabajadores de atención médica como los que brindan atención a pacientes críticos con COVID-19 también se beneficiarían de poder compartir sus experiencias para avanzar en la educación y la enseñanza en una crisis en evolución.

Las redes sociales ayudan a acelerar la investigación

Los datos de las redes sociales sobre síntomas, interacciones, fotos en eventos, rutas de viaje y otras huellas digitales sobre el comportamiento humano deberán analizarse en tiempo real para comprender y modelar la transmisión y trayectoria de COVID-19. En la actualidad, Facebook proporciona datos agregados y anónimos a los investigadores sobre cómo las personas se mueven de un lugar a otro y los mapas de densidad de población asociados para informar mejor cómo se está propagando el virus. Los datos combinados de las redes sociales y los datos de registros médicos electrónicos de los pacientes (con su consentimiento) también podrían proporcionar información sobre el riesgo a nivel individual. La ciencia básica y traslacional también puede avanzar a través de los canales de las redes sociales. Las fundaciones han financiado a investigadores para secuenciar el genoma completo de COVID-19 en un corto período de tiempo. El resultado de estos esfuerzos incluyó una herramienta de investigación para analizar aún más el genoma y un atlas celular que puede usarse para estudiar cómo el COVID-19 afecta las diferentes funciones de los órganos. Esta infraestructura puede fortalecerse para facilitar la comunicación entre los científicos que trabajan para abordar las prioridades críticas relacionadas con la investigación en animales y el medio ambiente y las vacunas y terapias candidatas.

Habilitando una cultura de preparación de redes sociales

Hace más de 100 años, una pandemia mundial afectó a más de 500 millones de personas en todo el mundo. Hoy, en medio de otra emergencia de salud pública, algunas lecciones de la historia demuestran la importancia de comprender cómo se difunde la información y cómo interactúan las personas. La integración de las redes sociales como una herramienta esencial en la preparación, la respuesta y la recuperación puede influir en la respuesta global al COVID-19 y a futuras amenazas a la salud pública.

 

Fuente: Revista JAMA (publicado online el 23 de marzo de 2020)

Referencia: doi: 10.1001/jama.2020.4469

Artículo traducido y adaptado por ASSCAT

27/03/2020

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