La detección de la rigidez hepática mediante elastografía permite detectar casos de hígado graso en población general y se obtienen excelentes resultados de respuesta durante el seguimiento

18/06/2020 | Artículos científicos

Según datos presentados en la Semana de Enfermedades Digestivas (DDW 2020 online). Abstract Mo1498. La enfermedad hepática por hígado graso afecta a más del 30% de los adultos estadounidenses y puede causar cirrosis.

Sin embargo, no se recomienda la detección de la enfermedad del hígado graso. El estudio presentado se realizó mediante un cribado de la población para la enfermedad del hígado graso en la Feria del Estado de Minnesota durante cinco días en 2018 para determinar si con el cribado se podrían detectar casos que precisaran atención médica y/o modificaciones en el estilo de vida. Durante la feria, 460 visitantes completaron el cuestionario y de ellos, 139 cumplieron con los criterios de detección. De ellos, 132 personas completaron la evaluación con técnicas de ultrasonidos y 92 de los examinados tenían diagnóstico de hígado graso temprano. Un año después de la detección, el 72% había consultado a un médico, comenzaron el tratamiento y/o habían realizado cambios en su estilo de vida.

“No evaluar la enfermedad hepática es totalmente incorrecto”, explicó el Dr. Piet de Groen, de la Universidad de Minnesota, a la revista Healio Gastroenterology and Liver Disease. “Ninguno de los 132 sabía que tenían enfermedad hepática. Todos eran casos nuevos. La enfermedad hepática para algunos era muy leve… pero hubo algunos que tenían cirrosis franca y no lo sabían. Aquí está la parte más grave: una de las más enfermas era una mujer de 21 años. Si puedes hacerte una prueba gratuita a los 20 años, puede ser reversible. Si no puedes introducir cambios y continúas con tu vida, a los 50 años, puedes tener cáncer”.

En el transcurso de 2,5 días, el Dr. de Groen y su equipo, invitaron a los participantes de la feria estatal, les ofrecían un cuestionario para calificarlos en función de los factores de riesgo de enfermedad del hígado graso: IMC (Índice de Masa Corporal), consumo de alcohol y si tenían diabetes. Si un participante tenía esos factores de riesgo, el equipo le realizaba una ecografía in situ para obtener mediciones de rigidez hepática mediante la elastografía por onda cortante (SWELS, en sus siglas en inglés). De los 460 visitantes que completaron el cuestionario, 132 (29%) cumplieron con los criterios de inclusión y finalizaron el protocolo SWELS; no eran conocedores de tener una enfermedad hepática.

“La enfermedad del hígado graso afecta al 30% de los estadounidenses, no hay una forma rápida de realizar pruebas y mucha gente no sabe que la padece. Hicimos esta prueba para ver a cuántas personas les podríamos detectar NAFLD (Non-Alcoholic Fatty Liver Disease)”, indicaron los investigadores a Healio Gastroenterology and Liver Disease. “Elegimos la Feria del Estado de Minnesota porque durante 5 días tiene una gran afluencia de público en los Estados Unidos”.

“El cuestionario que predijo riesgo fue sorprendentemente bueno”, añadió de Groen.

De esos 132, 92 tenían un SWELS máximo de más de 6 kPA, por lo que es una determinación anormal. De ellos, 40 participantes con SWELS normales respondieron a una carta de seguimiento o llamada telefónica. Nueve de los 40 informaron haber consultado a un médico, nueve informaron que estaban a dieta, cuatro estaban en un programa de ejercicio y uno estaba en tratamiento.

“Si una persona de la familia comienza a vivir más saludablemente, entonces se propaga al resto”, afirmó de Groen.

De los 92 que tenían SWELS anormales, 82 (90%) respondieron a la divulgación de seguimiento y 59 (72%) informaron haber tomado medidas relacionadas con la atención médica. Veintinueve informaron haber consultado a un médico, 39 informaron haber hecho dieta, 23 informaron haber participado en un programa de ejercicio, 11 se sometieron a imágenes hepáticas adicionales y ocho recibieron tratamiento. Salem dijo que dos informaron una pérdida de peso de más de 30 lb, dos informaron una pérdida de más de 10 lb y dos informaron una pérdida de más de 5 lb.

“Estaban muy emocionados. Fue increíble escuchar sus voces”. “Eso reafirmó que hicimos que los pacientes hicieran todo lo posible por cambiar su estilo de vida”.

Finalmente, de Groen sugirió que la ecografía hepática con tecnología como SWELS debería ser parte de la detección de signos vitales, incluso en el entorno de atención primaria. Recomiendan a los médicos de familia que deben controlar el peso de los pacientes con mucha frecuencia para que puedan ver el cambio.

“Quiero esto para la nueva generación”, señaló. “Para usar esto más, debe tener un umbral muy bajo para esta prueba. No debe haber ningún coste ni razón para que el paciente no lo haga. Pero tienes que poder apoyar al paciente. La pérdida de peso es muy difícil y la forma de acceder al cambio es pidiendo ayuda. Nunca puedes perder peso solo”.

 

Fuente: healio.com

Referencia: Salem J, et al. Mo1498. Presented at: Digestive Disease Week; May 2-5, 2020; Chicago (meeting canceled).

Artículo traducido y adaptado por ASSCAT

18/06/2020

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