La cirrosis aumenta el riesgo de lesión hepática en pacientes con COVID-19
Las personas con cirrosis, especialmente aquellas con diabetes u obesidad, tienen más probabilidades de sufrir una lesión hepática significativa después de contraer SARS-CoV-2 que otras con enfermedad hepática crónica, informan especialistas asiáticos en hígado en un estudio multicéntrico publicado en la revista Hepatology International.
El SARS-CoV-2 causa COVID-19: enfermedad respiratoria grave que puede progresar a neumonía y enfermedad multiorgánica. Se ha informado de lesiones hepáticas causadas por inflamación severa, flujo de oxígeno restringido causado por neumonía o medicamentos utilizados para tratar COVID-19 en hasta la mitad de los pacientes en algunos estudios de cohortes, principalmente en forma de enzimas hepáticas elevadas.
Aunque la lesión hepática es transitoria en la mayoría de las personas, no ha quedado claro si las personas con enfermedad hepática subyacente tienen un mayor riesgo de lesión hepática más grave después de desarrollar COVID-19.
Los investigadores de 13 países de la región de Asia y el Pacífico recopilaron datos sobre los resultados de COVID-19 en personas con enfermedad hepática crónica, incluidos los predictores de mortalidad.
Los pacientes eran elegibles para el análisis si habían sido ingresados en el hospital con síntomas de COVID-19 y tenían confirmación de infección por prueba virológica. Los resultados se evaluaron hasta 28 días después de la admisión y los datos se recopilaron entre enero y finales de abril de 2020.
El estudio APASL COVID-19 Liver Injury Spectrum (APCOLIS) acumuló datos sobre 185 personas con enfermedad hepática crónica sin cirrosis y 43 personas con cirrosis.
En aquellos sin cirrosis, la causa predominante de enfermedad hepática fue la enfermedad metabólica asociada al hígado graso (MAFLD, en sus siglas en inglés) (61%) o la hepatitis viral (23%).
En aquellos con cirrosis, la causa predominante fue hepatitis viral (60%) o MAFLD (32%).
Aproximadamente el 80% de ambos grupos tenían al menos una comorbilidad subyacente y la edad promedio era de 48 años en el grupo de cirrosis y 51 años en el grupo sin cirrosis.
Las personas con cirrosis eran significativamente más propensas a tener una nueva lesión hepática aguda al ingreso (32% frente a 20%) y durante la hospitalización (39% frente a 7%) (P <0,001). La descompensación después del ingreso fue significativamente más común en el grupo de cirrosis (7% vs 0%). También tenían más probabilidades de desarrollar complicaciones hepáticas más graves (32% frente a 14%, p = 0,007) y más probabilidades de morir por lesión hepática (16% frente a 2%, p = 0,002).
Las personas con cirrosis también eran más propensas a experimentar complicaciones graves de COVID-19, como lesión renal aguda (18% frente a 5%), insuficiencia respiratoria (23% frente a 8%) e hipotensión (14% frente a 3%) (todas p <0,001 )
La gravedad de COVID-19 se asoció con la gravedad de la cirrosis. Las personas con cirrosis descompensada antes del ingreso (18 de 43) tenían cinco veces más probabilidades de presentar síntomas graves de COVID-19 (neumonía grave, síndrome de dificultad respiratoria aguda, insuficiencia renal, cardíaca o circulatoria aguda) (odds ratio 5,5) y seis veces más probabilidades de presentar una lesión hepática aguda al ingreso (odds ratio 6,2).
En las personas con cirrosis, la lesión hepática fue más frecuente en las personas con diabetes y las personas que desarrollaron lesión hepática tenían más probabilidades de morir (7 de 43 personas con cirrosis fallecieron). Las personas obesas con cirrosis tenían casi nueve veces más probabilidades de desarrollar daño hepático que los pacientes cirróticos de peso normal (odds ratio 8,9).
En aquellos sin cirrosis, la lesión hepática se asoció con diabetes (odds ratio 2,06). Aunque la lesión hepática se asoció con una mayor frecuencia de ingreso a la unidad de cuidados intensivos y complicaciones relacionadas con el hígado, las personas sin cirrosis que experimentaron lesión hepática no tuvieron una tasa de mortalidad más alta y no pasaron más tiempo en el hospital que aquellas sin lesión hepática.
Se observaron dos patrones de lesión hepática. En las personas con cirrosis, la lesión hepática generalmente estaba presente en el momento del ingreso y se caracterizaba por altos niveles de AST y una ictericia rápida y que empeoraba. El patrón sugiere una lesión hepática debido a los bajos niveles de oxígeno (hipoxia, resultado de una neumonía grave) o el efecto de la medicación utilizada para tratar la COVID-19, dicen los investigadores. El patrón de lesión hepática observado en pacientes cirróticos significa que los médicos deben tener cuidado al elegir medicamentos para tratar la COVID-19 en estos pacientes, dicen los investigadores.
En personas sin cirrosis, la lesión hepática tendió a desarrollarse al final de la segunda semana o en la tercera semana después del ingreso y se caracterizó por altos niveles de ALT, lo que sugiere una lesión hepatocelular directa.
Fuente: infohep.org
Referencia: Sarin SK et al. Pre-existing liver disease is associated with poor outcome in patients with SARS CoV2 infection; the APCOLIS study (APASL COVID-19 Liver Injury Spectrum study). Hepatology International, 4 July 2020. https://doi.org/10.1007/s12072-020-10072-8
Noticia traducida por ASSCAT