El jefe de servicio del CHOP explica cómo se lograrán los objetivos de la OMS para reducir la mortalidad y los nuevos casos de la enfermedad.

La hepatitis C es una infección que causa una inflamación del hígado que, en muchos pacientes, se vuelve crónica. Esto puede ocurrir porque, cuando el virus VHC ataca al organismo, permanece durante años e incluso décadas sin causar síntomas. Muchas personas que tienen esta hepatitis podrían no saberlo y esta barrera dificulta el acceso al diagnóstico y el tratamiento. Por esta razón, a pesar de que actualmente contamos con medicamentos que curan la infección en el 100% de los casos (una ventaja que no siempre existe cuando hablamos de enfermedades infecciosas), la hepatitis C continúa representando un desafío a nivel de la sanidad pública.

En este aspecto, la experiencia y la innovación del Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra (CHOP) han sido galardonadas, por tercer año consecutivo, con el premio Best In Class, que reconoce a su unidad de hepatitis C como la mejor de España. El doctor Juan Turnes, Jefe de Servicio de Aparato Digestivo en el CHOP, explica las intervenciones que ha realizado su centro y las herramientas tecnológicas que se han incorporado para erradicar esta enfermedad. Se trata de técnicas que han sido recogidas en la nueva Estrategia para la Eliminación de Hepatitis C como problema de salud pública en Galicia, implementada a partir de este otoño por la Xunta.

El tratamiento de la hepatitis C ha avanzado mucho en los últimos años, ¿cómo ha sido el recorrido para llegar a la estrategia de eliminación que se ha puesto en marcha este año?

En el año 2015 se empezaron a comercializar tratamientos que curan prácticamente al 100 % de las personas tratadas. Y como había varios cientos de miles de personas infectadas en España, lo que hicimos en nuestra unidad fue replantearnos todo nuestro modo de actuación, tanto desde el punto de vista del paciente como desde el punto de vista de la administración sanitaria de la que formamos parte, para poder diagnosticar a personas que desconocían que tienen la infección y tratarlos de la manera más sencilla y eficiente posible. Durante los últimos años nos hemos concentrado en esas dos áreas. Fuimos el primer hospital de Galicia en introducir el diagnóstico en un solo paso de la hepatitis C. En una sola analítica, cuando da positivo en los anticuerpos, se hace sobre esa misma muestra de sangre el resto del diagnóstico y se informa al médico solicitante para que se le dé al paciente una cita para venir a la consulta de hepatología e iniciar el tratamiento. Fuimos también uno de los primeros centros de España en que se empezó a dispensar el medicamento en el domicilio de los pacientes, porque vimos que uno de cada cuatro no llegaban a iniciar el tratamiento, porque había un número excesivo de visitas al hospital y acababan dejando de venir a las visitas y se perdía esa oportunidad de tratarlos. Entonces, durante los años 2018 y 2019 nos concentramos en simplificar ese proceso. Lo que ayer podía requerir, entre diagnóstico y tratamiento, seis u ocho visitas al hospital ahora requiere una o dos. Y pudimos comprobar que el porcentaje de personas que no accedían a tratamiento era muy inferior a los de otras áreas sanitarias en otras zonas de España, sin que se resintiera la curación, es decir, no por el hecho de verlos menos se curaban menos.

¿Qué se ha hecho para anticipar la llegada del diagnóstico, teniendo en cuenta que la hepatitis C no da síntomas?

Esta infección no produce síntomas y ese es su principal problema. Incluso cuando se desarrolla una cirrosis, durante los primeros años, esa cirrosis tampoco produce síntomas. Por eso es tan difícil de diagnosticar, porque hay que buscarla activamente, no esperar a que se manifieste. En ese sentido, desarrollamos varios proyectos con atención primaria y utilizando las tecnologías de la información del Sergas para evaluar distintas estrategias para mejorar esa tasa de detección y de nuevos diagnósticos. Por un lado, incorporando herramientas en la historia clínica electrónica que le avisan al médico de atención primaria que está ante una persona que podría estar en riesgo de tener hepatitis C, y el sistema hace que, cuando están ante esta sospecha no tengan que pensar qué tienen que pedir. Evaluamos también si era eficiente hacer un cribado de todas las personas que fueran a atención primaria y tuvieran algún factor de riesgo para tener hepatitis C. No llamarlos a casa sino aprovechar cuando iban a atención primaria.

¿Qué rol tiene la Inteligencia Artificial en esto?

En Galicia somos afortunados porque tenemos dentro de nuestro sistema de salud un componente informático muy potente. Tenemos un Big Data muy amplio y una historia clínica electrónica que es universal para todos los niveles asistenciales. Los hospitales utilizamos exactamente la misma plataforma que atención primaria y que cualquier otro dispositivo sanitario. Toda la información que se recoge en esta historia clínica electrónica se vuelca en los mismos servidores, de manera que toda la información es accesible independientemente del área sanitaria. Y esto nos da acceso a un volumen de información increíble. Pero es difícil de explotar y analizar. Y la otra cosa que tiene la Concellería de Sanidade es una plataforma de inteligencia artificial que tiene acceso a este Big Data y que se puede utilizar para hacer cosas novedosas. En hepatitis C, lo utilizamos pidiendo que buscase, por un lado, personas que en algún momento habían sido diagnosticadas de hepatitis C pero que no se habían tratado. Esto, buscarlo a mano, hubiera representado una necesidad de personal ingente y un número extraordinario de horas de trabajo. Y esta herramienta, en dos o tres días, preseleccionó en el área sanitaria de Pontevedra un total de doscientas personas de entre 1.850 que de otro modo tendríamos que haber revisado a mano. Y de esos 200 preseleccionados, revisándolos manualmente, 113 tenían hepatitis C y no habían sido tratados nunca. Contactamos con los pacientes y se les ofreció un tratamiento curativo a unos 60, se han curado todos.

Y la otra utilidad que le dimos fue la contraria: buscamos detectar a personas que normalmente acuden al centro de salud y tienen un mayor riesgo de tener hepatitis C y nadie les ha pedido una prueba, en lugar de pedírsela a todos o seguir un criterio de edad. Ahora estamos en una segunda fase en la que queremos exprimir un poco más la inteligencia artificial para que, mediante un sistema de Machine Learning automático, aprenda a reconocer factores de riesgo para tener la enfermedad, que sabemos muy bien cuáles son. Porque es una enfermedad que se transmite por vía sanguínea y, en menor medida, por vía sexual. El haber tenido transfusiones sanguíneas antes de los años noventa, el tener conductas sexuales de riesgo, haberse tatuado antes de 2010, son una serie de características que esta herramienta puede buscar en el Big Data para que nos ayude a identificar de una manera más eficiente esas personas. La Inteligencia Artificial, la utilidad que va a tener en el corto plazo en sanidad es algo que va a cambiar de una manera sustancial el modo de trabajar.

¿Se podrán eliminar por completo los casos de hepatitis C?

Yo estoy convencido de que sí, pero con un matiz. Cuando hablamos de eliminar, la palabra eliminación viene definida por la Organización Mundial de la Salud, que marca los objetivos que se han de cumplir para alcanzarla. Cuando pensamos en eliminarla, pensamos en que desaparezca, que no haya ningún caso. Pero este no es el objetivo para la hepatitis C, porque todavía no disponemos de una vacuna, y no podemos eliminar ninguna enfermedad infecciosa si no disponemos de una vacuna. Entonces, hablamos de reducir la mortalidad y los nuevos casos por debajo de un umbral muy exigente, un número muy bajo. Y ese umbral exigente yo sí que creo plenamente que no solo lo vamos a conseguir, sino que lo vamos a conseguir en un plazo de tiempo relativamente corto. Probablemente, a finales del 2024, antes incluso de lo que se propone el propio plan, que lo fija en finales del 2025, hayamos alcanzado a nivel de toda la comunidad autónoma los objetivos de eliminación de la enfermedad.

Es una enfermedad que no tiene síntomas. ¿Cómo se puede saber si uno está en riesgo de tenerla?

Esa es la pregunta que nos llevamos haciendo durante varias décadas, y en el momento actual, creo que es una pregunta equivocada. Es decir, sabemos cuáles son los factores de riesgo, pero la enfermedad no produce síntomas, entonces, la gente que pueda tener la enfermedad no se va a preocupar normalmente de si la tiene o no. Podemos dar información sobre los factores de riesgo: haber recibido una transfusión sanguínea antes del año 1990, incluso intervenciones quirúrgicas en las que no se está seguro de si se hizo una transfusión sanguínea, tener piercings o tatuajes, aunque eso realmente es seguro si se hace en una tienda acreditada, el haber estado en un centro penitenciario, tener entre 40 y 70 años, el haber consumido drogas en el pasado, tener relaciones sexuales de riesgo o VIH. La lista es larga. Como hemos visto a lo largo de los años que dar esto a conocer no funciona, aunque sigue siendo importante que la gente conozca cómo se contagia esta enfermedad, la clave es centrarnos en hacer un test a todas las personas entre las que sabemos que es más prevalente, que son las que tienen entre 40 y 70 años, que nunca se hayan hecho un test de hepatitis C en la vida. Y que eso se haga de forma automática, que es lo que contempla el plan gallego de eliminación. La palabra clave es «automático». De esta manera no tenemos ese riesgo del error humano.

¿Por qué las personas no se suelen hacer este test de manera rutinaria?

Ésta es una enfermedad que tiene mucho estigma, porque, aunque he comentado varias causas, está asociada al consumo de drogas, cuando en realidad esa es solo una de las vías de transmisión y ni siquiera es la más importante. Una de las propuestas que hemos introducido es, entonces, que cualquier persona que quiera hacerse una prueba de hepatitis C pueda solicitarla al médico al que vaya, sea el que sea, sin necesidad de dar ninguna explicación. Simplemente: “Deseo hacerme esta prueba porque quiero estar seguro de que no tengo esta enfermedad”.

¿Qué debemos tener en cuenta para mejorar la prevención de la hepatitis C?

Sabemos que se transmite por vía sanguínea y, de una manera menos eficiente, por vía sexual. Cuando hablamos de vía sanguínea, mucha gente piensa que no tiene riesgo, porque las transfusiones sanguíneas hoy en día son seguras y no se van a pinchar con un objeto punzante que a su vez haya sido tocado por la sangre de otra persona. Pero no estoy hablando solamente de un cuchillo o una aguja. No pensamos en otro tipo de detalles, por ejemplo, el contagio dentro de las familias. Hay causas como compartir una maquinilla de afeitar, o un cepillo de dientes cuando hay microtraumatismos en las encías y pequeños sangrados. Todos estos objetos tienen un riesgo y no caemos en la cuenta de ello. Son vías de contagio a considerar. Aun así, ¿qué pasa si nos contagiamos? Si me pincho en el quirófano con un paciente que luego resulta que tenía hepatitis C, no pasa nada. Los tratamientos actuales curan casi al 100% de las personas con una infección crónica, a las infecciones agudas las curan todas. Entonces, es importante no tener miedo a la enfermedad, porque hoy es una enfermedad que podemos curar.

 

Fuente: lavozdegalicia.es

 

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