Entrevista con Antonio Boschini, director médico de la Comunidad de Rehabilitación de San Patrignano, Italia: “Experiencias sobre un enfoque innovador de la microeliminación en PQIDs”

22/01/2019 | Artículos, Noticias de prensa

Entrevista con Antonio Boschini, director médico de la Comunidad de Rehabilitación de San Patrignano, Italia: “Experiencias sobre un enfoque innovador de la microeliminación en PQIDs”.

Dr. Boschini, ¿puede describir brevemente la misión de la Comunidad de Rehabilitación de San Patrignano?

La comunidad de recuperación de San Patrignano es un modelo único de recuperación, rehabilitación y reintegración social de personas con problemas por consumo de drogas. La comunidad de rehabilitación de drogas tiene como objetivo proporcionar una recuperación completa de la adicción a las drogas. La recuperación es una alternativa de tratamiento a la reducción de daños y significa “un estilo de vida mantenido voluntariamente y caracterizado por la abstinencia, la salud personal y la ciudadanía” [Betty Ford Institute Consensus Panel, 2007].

La Comunidad de San Patrignano fue fundada en 1978 y hoy en día es la comunidad de rehabilitación residencial a largo plazo sin drogas, más grande de Europa. Desde su fundación, ha proporcionado a más de 26.000 personas un hogar, asistencia médica y legal, la posibilidad de continuar sus estudios abandonados debido a la adicción, asistir a una capacitación laboral y recibir una opción real para su reintegración social, completamente gratis.

¿Cuántas personas que se inyectan drogas (PQID) se alojan en San Patrignano y cómo está estructurada la Comunidad?

Actualmente, San Patrignano alberga a 1.300 personas. Cada año, aproximadamente 350 personas con problemas de adicción ingresan a la comunidad para iniciar un programa de rehabilitación de drogas. Debido a la alta prevalencia de enfermedades mortales e infecciones causadas por el uso de drogas, se creó un centro médico dentro de la comunidad. El centro médico de San Patrignano está especializado en el tratamiento de enfermedades relacionadas con las drogas (VIH/VHC) y tiene una competencia y experiencia psicológica/psiquiátrica considerable para manejar la difícil interacción entre las necesidades psicológicas y médicas de los usuarios de drogas abstinentes.

El centro médico se encuentra en cuatro pisos e incluye laboratorios de análisis, una clínica ambulatoria, área de diagnóstico (que incluye elastografía y ecografía hepática) y una sala médica de 50 camas de hospitalización para pacientes afectados por etapas avanzadas de complicaciones médicas relacionadas con el fármaco, como el sida, demencia, cirrosis, descompensación hepática, endocarditis, cáncer y hepatocarcinoma. El centro médico se construyó a mediados de los años 90 en respuesta a una epidemia de sida, pero en este momento casi todos los residentes provienen de otros hospitales y requieren atención médica residencial a largo plazo.

Además de los médicos y enfermeras, los pacientes de la sala médica reciben ayuda y asistencia todos los días por un gran grupo de residentes de la comunidad que se ofrecen como voluntarios para realizar actividades voluntarias. La participación de los residentes de la comunidad en estas actividades no sólo es útil para el cuidado de los pacientes, sino que el voluntariado tiene una gran importancia educativa para los antiguos usuarios de drogas que aprenden a experimentar la recompensa a través de actividades sociales, en lugar de tomar sustancias químicas y valorar los beneficios que les aporta un estilo de vida seguro.

¿Cómo se produce la colaboración entre la Comunidad y la Fundación, EASL-ILF?

Cada año, desde 2007, un grupo de estos voluntarios (18-22 personas), el más adecuado y motivado para el cuidado de los pacientes, tiene la oportunidad de asistir a un curso profesional para convertirse en trabajadores de la salud (“OSS”). Este año, el curso se ha implementado gracias a la generosa contribución de la Fundación EASL-ILF. El curso de capacitación, que abarca varias disciplinas (anatomía, fisiología, patología, higiene, atención al paciente, comunicación en equipo y relaciones, etc.), dura un año y representa una verdadera oportunidad para apoyar a los residentes en su reinserción social y laboral. La parte teórica del curso (550 horas) se complementa con 450 horas de práctica. En efecto, los estudiantes están obligados a participar en dos cursos separados, de 225 horas cada uno, en áreas sociales y de salud. Los cursos se llevan a cabo en el centro médico de San Patrignano y en los hospitales públicos más cercanos. San Patrignano está registrado y autorizado por la Región de Emilia-Romagna (Italia) para administrar y ejecutar actividades de capacitación. Esta acreditación garantiza cursos de alta calidad y el reconocimiento de las cualificaciones a nivel regional y nacional. En realidad, al final del curso, una vez que se aprueba el examen final, confiere una calificación con validez nacional. La cualificación de los trabajadores de la salud es una herramienta importante para la reintegración social, que permite a las personas que han completado el programa de rehabilitación de drogas reintegrarse completamente en la sociedad como miembros activos y contribuyentes.

¿Hasta qué punto están involucrados los trabajadores de la salud en la microeliminación del VHC?

Después de una larga lucha contra el VIH/sida, la Comunidad de San Patrignano se enfrenta ahora a la epidemia del VHC, que afecta al 30% de los residentes actuales (325/1.231), y al 28% de los que ingresaron a la comunidad el año pasado. Si consideramos sólo a las personas que se inyectan drogas (PQID), que representan el 50% de los adictos que buscan tratamiento en los últimos años, la prevalencia de infección por VHC alcanza el 60%. En particular, la prevalencia del VHC entre las PQID que indican que nunca han compartido jeringuillas fue de aproximadamente el 40%, probablemente ello sea el resultado de otros comportamientos no seguros asociados a la inyección.

La existencia de un centro médico permite llevar a cabo todos los pasos de la estrategia de pruebas y tratamientos dentro de la comunidad y lograr así la microeliminación del VHC. La cascada de atención incluye: (a) detección del anti-VHC; (b) prueba de confirmación del RNA-VHC, con asesoramiento pre y post-test; (c) vinculación al cuidado y propuesta terapéutica; (d) adherencia al tratamiento; (e) curación; (f): seguimiento y evaluación de reinfección.

 

Fuente: Boletín informativo de la Fundación Internacional del Hígado (EASL)

Noticia traducida por ASSCAT

22/01/2019

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