El número de personas que recibieron antivirales de acción directa (AAD) para tratar la hepatitis C se ha venido reduciendo de forma constante desde un valor pico de 164.000 personas logrado en 2015, alcanzando un mínimo durante la pandemia de la COVID-19, según un estudio elaborado por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de los EEUU (CDC, en sus siglas en inglés) y presentado en The Liver Meeting.

“Resulta fundamental aumentar el número de personas que puedan acceder a las pruebas y al tratamiento de la hepatitis C para salvar vidas y prevenir la transmisión de esta infección mortal, aunque curable”, afirmaron representantes de los CDC en un comunicado de prensa.

La estimación de los CDC es que alrededor de 2,4 millones de personas estaban viviendo con hepatitis C en los EEUU entre 2013 y 2016.

Eyasu Tehale, junto con un equipo de colegas de los CDC, se basó en los datos de demandas de prescripción para estimar el número y las características de las personas que recibían tratamiento desde la aprobación de los primeros AAD de nueva generación en los EEUU, a finales de 2013.

Según la base de datos de demandas de prescripción de IQVIA, un total de 843.329 personas inició un tratamiento con AADs entre 2014 y 2020. En torno al 60% eran hombres. No obstante, la cifra real de personas que iniciaron la terapia sería superior, ya que los datos no incluyen todas las farmacias minoristas, la venta por correo y las farmacias de atención a largo plazo (LTC, en sus siglas en inglés), ni tampoco el sistema sanitario de Veterans Affairs.

Algo más de 109.000 personas recibieron tratamiento en 2014, al mejorar la disponibilidad de los AAD. Esta cifra se elevó a más de 164.000 personas en 2015, lo que vendría a ser la consecuencia de la acumulación de personas que esperaban por un tratamiento más sencillo y eficaz. Entre 114.000 y 134.000 personas fueron tratadas anualmente entre 2016 a 2019. No obstante, esta cifra se redujo hasta unas 84.000 personas en 2020, el primer año de la pandemia de la COVID-19.

A pesar de que, en promedio, se han tratado unas 120.000 personas cada año, este número queda muy por debajo de las 260.000 personas que las Academias Nacionales de Ciencia y Medicina estiman que deberían tratarse cada año para conseguir que la hepatitis C deje de constituir una amenaza para la salud pública en 2030.

 

Fuente: infohep.org

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