El Clínico de Valladolid investiga el efecto del aceite de oliva para tratar el hígado graso
La enfermedad hepática metabólica grasa provoca un aumento del riesgo de patologías del hígado (cirrosis y cáncer), cuya prevalencia se incrementa con el creciente aumento de la obesidad y el sedentarismo, así como de una dieta cada vez menos saludable.
“Afecta ya al 25% de la población y no hay fármacos desarrollados para su tratamiento, apenas hay algunos ensayos en fase II o incluso III… pero no han sido aprobados todavía ni en EEUU. El tratamiento es la dieta y el ejercicio; quienes reducen su peso un 10% mejoran de su enfermedad hepática”, explica la doctora Rocío Aller.
Esta especialista en Aparato Digestivo del Hospital Clínico de Valladolid desarrolla una investigación en la Fundación del Instituto de Ciencias de la Salud de Castilla y León, que estudiará el efecto del aceite de oliva y de los frutos secos sobre el hígado graso no alcohólico. Para ello, seleccionará a un centenar de pacientes del área Este de Valladolid (a la que corresponde dicho complejo asistencial) con diabetes, obesos, hipertensos y con peso normal para que participen en el trabajo divididos en dos grupos iguales. Ambos serán sometidos a dieta; pero mientras 50 seguirán las pautas de la Mediterránea con fuerte presencia de frutas, verduras y sobre todo aceite de oliva y frutos secos; el resto seguirá un régimen diferente, también sano y de bajas calorías pero no con las citadas características. Así, durante tres meses. Tras una evaluación con pruebas y análisis de su situación previa al inicio de la investigación y un seguimiento para garantizar que cumplen con lo marcado por la investigación volverán a ser examinados para ver la evolución. Los pacientes serán distribuidos entre ambas ramas al azar.
“Tratamos de conocer cuál es la mejor dieta. También el ejercicio físico es fundamental para tratar estas enfermedades, pero creemos que es muy importante lo que comas aunque no pierdas peso. Y sería fundamental educar en este sentido. Cuidando lo que comemos, prevenimos”, explica la doctora Aller, también profesora titular de la Facultad de Medicina de Valladolid.
“Nuestra hipótesis es que dos dietas hipocalóricas tengan efectos diferentes sobre la enfermedad hepática metabólica grasa debido a la composición nutricional de macro y micronutrientes fundamentalmente por el efecto del aceite de oliva y de los frutos secos. Aunque las nueces tienen un valor calórico alto, sin embargo son pobres en hidratos de carbono, pobres en grasas saturadas y ricas en grasas insaturadas, siendo las almendras y las avellanas ricas en ácidos grasos monoinsaturados y las nueces en polinsaturados. El aceite de oliva es rico en ácidos grasos monoinsaturados fundamentalmente omega -9”, detalla.
Este proyecto recibió el reconocimiento de las Becas Gilead a la Investigación Biomédica. Una selección de trabajos realizada por el Instituto de Salud Carlos III, en cuya sede se entregó el premio, ha destacado este trabajo de Valladolid, junto a otros 17 de siete comunidades en las áreas de VIH, enfermedades hepáticas y en hemato-oncología.
En esta séptima edición, Gilead ha invertido 900.000 euros, lo que supone un total de 5,6 millones de euros en todas sus ediciones celebradas desde su creación en el año 2013. El certamen ha contado con la colaboración y respaldo del Grupo de Estudio del SIDASEIMC (GESIDA), la Asociación Española para el Estudio del Hígado y la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia.
Para María Río, vicepresidenta y directora general de Gilead España: “las becas son muestra de nuestro compromiso con la investigación en España. Este programa ha ido perfeccionándose y hoy podemos decir que se ha convertido en un auténtico referente para los investigadores españoles. Nos sentimos especialmente orgullosos de la calidad de los proyectos becados porque están contribuyendo a aumentar el conocimiento sobre las patologías y nos ayudan a entender mejor aspectos relevantes de las necesidades médicas todavía no cubiertas”.
Fuente: elnortedecastilla.es