Dr. Javier Crespo: “La pandemia ha supuesto una reducción del número de nuevos diagnósticos del VHC”

28/06/2021 | Noticias de prensa

La hepatitis C es un problema de salud por su incidencia, mortalidad y costes sanitarios.

Sin embargo, el Dr. Javier Crespo, presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD) y jefe del Servicio de Digestivo del Hospital Marqués de Valdecilla de Santander, habla sobre el camino hacia la eliminación del VHC en España en este contexto de pandemia y cómo esto es posible siempre y cuando seamos capaces de emplear los recursos y las herramientas necesarias para la misma.

España es uno de los cuatro países del mundo que se encuentran en posición de eliminar la hepatitis C en los plazos marcados por la OMS. ¿Qué se ha hecho bien y qué queda por hacer?

La puesta en marcha del Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C en el Sistema Nacional de Salud (PEAHC) en 2015 ha supuesto un hito en el abordaje de esta enfermedad en España. Desde abril de 2025 hasta mediados del 2020, se ha tratado más de 135.000 personas con antivirales de acción directa. Esto supone la curación de la mayoría de ellos, dada la extraordinaria eficacia de este tratamiento antiviral.

De hecho, al objetivo del tratamiento y curación de los enfermos que, por supuesto sigue siendo prioritario, se ha añadido uno mucho más ambicioso, la eliminación de la hepatitis C. Y en este camino hacia la eliminación, que la OMS entiende se debe lograr en el año 2030, España es un alumno aventajado. De hecho, y exceptuando un país de pequeñas proporciones demográficas como Islandia, España es el país que lidera la carrera por la eliminación a nivel mundial.

Para conseguir este primer puesto, muchas personas y muchas instituciones, de forma continuada, han hecho muy bien su trabajo: el Ministerio de Sanidad, que tuvo el coraje de desarrollar un plan estratégico de elevado coste en un momento económicamente muy complejo; los profesionales, que siempre empujamos a favor de los mejores tratamientos para nuestros pacientes; los propios pacientes, que con su presión consiguieron superar algunas barreras; la industria farmacéutica, que supo adaptarse a un modelo de financiación cambiante en función del volumen; muchas ONGs, que han dado apoyo a personas vulnerables y han facilitado el diagnóstico y, que me perdonen, cientos y cientos de organizaciones y personas que han colaborado en esta lucha y no menciono.

Es decir, en una situación que desgraciadamente no se repite muchas veces en España, todos hemos remado en la misma dirección, consiguiendo un magnífico resultado.

Pero, la exigencia es máxima para lograr la eliminación, todavía nos quedan unas cuantas cosas por lograr: 1) Necesitamos que además de cribar a los pacientes en función de la existencia de los factores de riesgo, se cribe en función de la edad; 2) se debe implantar la búsqueda activa de pacientes diagnosticados con anterioridad; 3) se deben compartir e implantar las estrategias de microeliminación más efectivas; 4) se ha avanzado mucho en la simplificación del diagnóstico, pero debemos universalizar el diagnóstico en un solo paso; 5) todavía podemos mejorar los circuitos de derivación y, especialmente, facilitar la dispensación delegada en ambientes de alta vulnerabilidad y 6) en este aspecto necesitamos mejorar mucho, tenemos que establecer registros e indicadores de eliminación del VHC fiables a nivel nacional.

¿Cómo están funcionando los diferentes cribados en las comunidades autónomas para la detección precoz del VHC?

Recientemente, y dentro del PEAHC, el Ministerio de Sanidad ha publicado la Guía de cribado de la infección por el VHC, en la que se muestran las indicaciones sobre el cribado del VHC y se refuerza la vinculación del diagnóstico al tratamiento de la enfermedad. Esta guía es un excelente ejemplo de trabajo colaborativo en el que han participado la práctica totalidad de los actores que intervienen en las diferentes fases de la enfermedad por el VHC, coordinados por la Secretaría del Plan Nacional sobre el SIDA en colaboración con la Unidad de Programas de Cribado de la Dirección General de Salud Pública del Ministerio de Sanidad. Esta guía recoge de forma sistemática en qué situaciones o exposiciones de riesgo se debe efectuar frente el cribado del VHC y constituye un excelente documento de recordatorio para todos los encargados de la atención a estas personas.

Sin embargo, en mi opinión y en la de otros muchos hepatólogos, la hepatitis debería ser incluida dentro de los programas de cribado poblacional en España dado que cumple la mayoría de los criterios para la toma de una decisión estratégica como esta. Cuando analizamos estos criterios de forma individualizada (criterios relativos al problema de salud, a la propia prueba de cribado o a la evidencia científica sobre el diagnóstico), el cribado de la hepatitis C cumple la práctica totalidad de los mismos.

En este sentido: 1) La hepatitis C constituye, sin duda, un problema importante de salud pública como hemos visto con anterioridad; 2) produce una enfermedad bien definida y con una historia natural perfectamente conocida; 3) es posible detectarla mucho antes de producir daños orgánicos irreversibles; 4) se ha demostrado de forma inequívoca que la intervención (el cribado y posterior tratamiento) es coste-efectiva; 5) los test diagnósticos necesarios son sencillos, seguros, baratos, tienen amplia disponibilidad y tanto su sensibilidad como especificidad son muy elevadas; 6) estos test están ampliamente aceptados en nuestra comunidad; 7) existe una impresionante evidencia científica acerca del proceso diagnóstico y de tratamiento de esta enfermedad que, de hecho, está optimizado en la mayor parte de España y 8) el tratamiento en fases iniciales de la enfermedad, se acompaña de curación de la infección y de la enfermedad producida por este virus.

Todas estas razones nos han llevado a solicitar al Ministerio de Sanidad la implantación de un plan de cribado poblacional o, alternativamente etario (entre los 40 y los 70 años de edad, edad en la cual la prevalencia del VHC es mayor).

¿Echan en falta una estrategia nacional para el diagnóstico temprano?

A pesar de los notables avances en el conocimiento, diagnóstico y eliminación del VHC, todavía existen discrepancias notables en el número de pacientes tratados por cada 100.000 personas en las diferentes comunidades de España. Y esta variabilidad, más que a una diferencia real en la prevalencia de la infección, se debe a diferencias en la intensidad de la búsqueda de pacientes con una hepatitis.

Alternativamente, puede deberse a las diferentes estrategias de microeliminación implantadas o a otros factores locales. Es cierto que el PEAHC ha sido fantástico, pero también es cierto que la unificación de las estrategias que he mencionado antes es imprescindible para lograr finalizar con éxito, y mucho antes de 2030, la eliminación del VHC como un problema de salud pública.

Me gustaría añadir un comentario sobre un enorme problema sobrevenido: la pandemia por el SARS-CoV-2 y la COVID-19 ocasionada. Sin duda, la pandemia ha supuesto una marcada reducción del número de nuevos diagnósticos del VHC y una dramática reducción del número de tratamientos (hasta del 80% en algunas regiones), lo que puede suponer un retraso notable en la posibilidad de eliminar esta infección.

Por este motivo, es trascendental recordar algunas iniciativas como CHANCE o la promovida por la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE), que recomiendan normalizar cuanto antes la asistencia sanitaria a los pacientes con una hepatitis C, incluyendo el adecuado diagnóstico y el tratamiento en todos los casos en los que esté indicado, y reiniciar de forma inmediata los programas de microeliminación de la hepatitis C.

Y, si somos capaces de vincular el diagnóstico de la COVID-19 y/o la vacunación frente a la misma con el cribado del VHC y somos capaces de transformar la amenaza en oportunidad, España se convertirá en el primer gran país del mundo en eliminar como problema de salud pública esta infección crónica. Por el contrario, si no lo hacemos, podríamos perder nuestro actual liderazgo mundial en esta colosal tarea.

¿Cómo podemos trabajar con los grupos de riesgo para evitar las reinfecciones?

Existen múltiples líneas de trabajo para evitar las reinfecciones. En primer lugar, debemos focalizar los dos grupos donde se producen la inmensa mayoría de éstas. Es decir, los consumidores de drogas ilícitas y en las personas con conductas sexuales de alto riesgo.

En el primer grupo, la coordinación de los hospitales con los centros de adicciones, el tratamiento en el point of care, la ayuda de trabajadores sociales y ONGs, un seguimiento estrecho de las reinfecciones mediante la práctica de una PCR anual, la integración de los centros de adicciones en el sistema de salud o el diagnóstico descentralizado en un solo paso, son algunos de los aspectos clave

Cabe mencionar un novedoso proyecto, HepCelentes. Este proyecto pretende establecer una serie de criterios de calidad en los centros de adicciones para mejorar la gestión de los pacientes con hepatitis C, ayudando a estandarizar la forma de trabajar de los centros de adicciones.

¿Cuántos pacientes han sido tratados en España con los antivirales de acción directa? ¿Qué bolsa de pacientes quedaría por diagnosticar?

Como ya mencioné antes, y aunque no dispongo de las cifras oficiales en este momento, desde el inicio del PEAHC hasta hoy es probable que se hayan tratado cerca de 150.000 pacientes con terapias libres de IFN. A estos habrá que sumar a los varios miles tratados con los primeros AADs que necesitaban el IFN en su régimen terapéutico.

Esta enorme cifra de pacientes tratados y en su inmensa mayoría curados nos da una idea de la magnitud del plan. Pero a pesar de estas cifras, todavía quedan nichos de pacientes por diagnosticar y tratar. Aunque no hay estudios que cuantifiquen el problema, el foco se debe poner, creo, en: 1) Personas con un trastorno mental grave, que se sabe tiene una elevada prevalencia de VHC y que pertenecen a un colectivo en el que sólo en raras ocasiones se ha efectuado un cribado sistemático del VHC, 2) Sujetos atendidos en los centros de inserción social, población judicializada y condenada a penas no privativas de libertad, que supera las 150.000 y también tiene una elevada prevalencia de infección por el VHC y, finalmente, 3) Incidir en la búsqueda de pacientes “perdidos” por el sistema.

En este sentido, la iniciativa REC (Retomando la Eliminación del virus C) que aúna un grupo multidisciplinar de investigadores, identificó dos de estos grupos a los que añadió el de las personas que mantienen un consumo activo de drogas. Es difícil saber la bolsa estimada de pacientes pendientes de diagnóstico y/o tratamiento, pero probablemente no sea inferior a las 100.000 personas (a las 70.000 estimadas por el estudio de seroprevalencia nacional del Ministerio, se deben añadir un número no inferior, aunque difícil de cuantificar, de personas pertenecientes a grupos de alta prevalencia no cribados).

Estamos en disposición de eliminar una enfermedad crónica que ha causado la mayor parte de las cirrosis, los hepatocarcinomas y los trasplantes hepáticos en nuestro país durante los últimos 30 años. Tenemos que hacerlo posible.

 

Fuente: isanidad.com

28/06/2021

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