¿Debería hacerme una prueba para saber si tengo cirrosis?

16/01/2019 | Artículos, Noticias de prensa

La cirrosis puede hallarse en una etapa compensada con nulas manifestaciones clínicas o incluso sin ellas o bien entrar en una etapa de descompensación con complicaciones que pueden obligar a la persona a acudir a urgencias y/o a ingresar en el hospital.

Es una enfermedad hepática grave que afecta la capacidad del hígado para funcionar y puede ser potencialmente mortal. Debido a que las causas más comunes de la cirrosis son el abuso de alcohol, la hepatitis viral y también por exceso de grasa en el hígado, es importante que las personas conozcan el origen de su enfermedad.

En concreto, y en relación con la hepatitis C, las personas pueden tener un riesgo de padecer cirrosis. Incluso las personas que ya se han curado del virus de la hepatitis C se enfrentan al riesgo de haber desarrollado cirrosis hepática, ya que la cirrosis puede ocurrir muchos años después de la infección inicial.

En una encuesta realizada en Estados Unidos, llamada “2018 Hepatitis C In America”, 539 encuestados respondieron a algunas preguntas sobre su experiencia con la hepatitis C, sobre su diagnóstico, síntomas, tratamiento y calidad de vida. Las personas que respondieron a la encuesta incluían a 302 personas con la infección viral activa y a 237 que ya se habían curado; el 22% de los que no se habían curado tenían cirrosis y de los curados de virus C, el 41% tenían cirrosis.

Etapas de la cirrosis

Como se ha mencionado, la cirrosis se clasifica en compensada o descompensada. En la cirrosis compensada, la mayor parte del hígado sigue funcionando. La cirrosis compensada a menudo no causa síntomas y es posible que alguien no sepa que la tiene. Si se presentan síntomas, las personas pueden notar fatiga, pérdida de peso o pérdida del apetito.

La cirrosis descompensada es una forma más grave de la afección y las personas con cirrosis descompensada pueden tener síntomas como ictericia (color amarillo en la piel o en la parte blanca de los ojos), picores, ascitis (acumulación de líquido en el abdomen que causa hinchazón y malestar), encefalopatía hepática (dificultad para concentrarse, problemas de memoria, insomnio, temblores, etc.) y/o hemorragia por varices (sangrado debido a varices, vasos sanguíneos agrandados en el esófago o en el estómago).

En la encuesta, el 59% de las personas con cirrosis tenía cirrosis compensada y el 28% tenía cirrosis descompensada.

Factores de riesgo para la cirrosis

Las personas portadoras de infección por el virus de la hepatitis C o por el virus de la hepatitis B tienen un riesgo conocido de desarrollar cirrosis. Estos virus se replican dentro de las células hepáticas y pueden causar inflamación crónica y progresiva. La respuesta inflamatoria del organismo a través del sistema inmunitario frente a estos virus también puede causar daño en el tejido hepático, y el resultado es un tejido cicatricial (llamado fibrosis).

Otros factores de riesgo para la cirrosis incluyen el abuso crónico de alcohol, la enfermedad del hígado graso no alcohólico y algunas enfermedades minoritarias.

Cuándo se ha de buscar atención médica

Si se tienen alguno de los síntomas de la cirrosis se debería hablar con un médico y solicitar pruebas. Se sugiere que la persona debería prepararse para la visita médica considerando lo siguiente:

  • ¿Qué síntomas está experimentando?
  • ¿Desde cuándo tiene los síntomas?
  • ¿Cómo se siente, como valoraría la gravedad de sus síntomas?

El médico antes de solicitar analíticas y pruebas de imagen, también querrá conocer su historial médico y quirúrgico, transfusiones en el pasado, posibles infecciones conocidas, pasadas o actuales (como el VHC, VHB…), consumo de alcohol, medicamentos y/o cualquier exposición a drogas ilegales etc. y le realizará una exploración física.

Tratamiento de la cirrosis

El tratamiento de la cirrosis comienza con el tratamiento de la causa de base, como sería evitar el alcohol, tratar la infección por el VHC, etc. También pueden ayudar algunos medicamentos y enfoques de estilo de vida (dieta saludable, evitar el sedentarismo) que pueden ayudar a controlar la enfermedad. Sin embargo, en algunos casos avanzados de cirrosis descompensada, el trasplante de hígado, en casos seleccionados, podría ser necesario.

 

Fuente: hepatitisc.net

Noticia traducida y adaptada por ASSCAT

16/01/2019

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