ASSCAT presenta aquí un importante artículo de opinión sobre el polémico cambio de nombre de una enfermedad hepática crónica muy frecuente sobre lo que puede comportar el cambio de nombre de la Enfermedad Hepática por Grasa No Alcohólica desde el punto de vista de los equipos de enfermería hepática que atienden a estas personas. Las enfermeras tienen mucho que decir. 

Puntos clave

  • Basados en la perspectiva de la enfermería y de otros profesionales de la salud implicados, queremos expresar y tener en cuenta la visión del paciente y apoyamos la demanda existente para redefinir la actualmente llamada enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD) y que pasaría a denominarse enfermedad metabólica (disfunción) asociada al hígado graso (MAFLD).

 

  • El grupo que presenta este artículo, plantea serias preocupaciones sobre la nomenclatura existente, que etiqueta la enfermedad como NAFLD, y sus criterios de diagnóstico.

 

  • Las implicaciones positivas del cambio incluyen mejorar la conciencia del paciente sobre su enfermedad a través de los equipos de enfermeras, mejorar la motivación y la autogestión del paciente y las múltiples intervenciones de cambio de comportamiento de salud que se precisan. Connotaciones que son positivas para las enfermeras de atención primaria y que allanan el camino hacia clínicas coordinadas por enfermeras.

La enfermedad del hígado graso asociada con la disfunción metabólica es la enfermedad hepática más prevalente en todo el mundo, aunque en general, tanto el paciente como el profesional de la salud no conocen totalmente la enfermedad.

Un panel internacional de profesionales expertos publicó un documento de consenso, que seguramente será un informe influyente, en el que proponen el cambio del nombre de la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD) a enfermedad metabólica asociada al hígado graso (MAFLD) y que también sugiere cómo se debe diagnosticar la enfermedad.

En este artículo se explora una visión desde la perspectiva de enfermeras y otros profesionales de la salud implicados en el cuidado de estos pacientes. Este grupo se ha planteado serias preocupaciones sobre la nomenclatura existente, que etiqueta la enfermedad como NAFLD, y sus criterios de diagnóstico, que pueden causar confusión en el rol de la enfermera y representar una barrera importante en diversos aspectos clave; comunicaciones paciente-enfermera, concienciación del paciente, trabajo conjunto, motivación de los pacientes para emprender cambios en el estilo de vida y promoción de cambios de comportamiento de salud y también en relación a las consultas clínicas dirigidas por enfermeras.

Por lo tanto, los equipos de enfermería apoyamos replantear el nombre de la enfermedad que creemos que, en última instancia, tendrá un impacto positivo en la comunicación enfermera-paciente y, a través de esto, mejorará la atención y la calidad de vida del paciente y reducirá la carga sobre el sistema de salud.

Introducción

En entornos clínicos, las enfermeras son profesionales de la salud de primera línea responsables de ofrecer una atención directa a los pacientes y satisfacer sus necesidades educativas. La comunicación entre enfermeras y pacientes, por un lado, y enfermeras y médicos, por otro, asegura el correcto trabajo en equipo que es positivo y redunda en un alto nivel de atención al paciente. Las enfermeras desde siempre perciben que utilizan habilidades más interactivas (por ejemplo, enseñanza), comunicación orientada a tareas y comunicación centrada en el paciente comparando con otros profesionales de la salud.

Para dar una atención eficaz y de alta calidad, es necesario integrar nuevos conocimientos, habilidades y actitudes favorables hacia la atención de las personas. Las enfermeras con conocimientos, habilidades y competencia que brinden una mejor atención médica pueden mejorar la calidad de vida y la satisfacción de los pacientes y sus familias.

La enfermedad del hígado graso asociada con la disfunción metabólica, lo que anteriormente se llamaba enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés) es la enfermedad hepática crónica más común en todo el mundo que afecta aproximadamente a una cuarta parte de la población mundial, y la intervención en el estilo de vida sigue siendo la piedra angular del tratamiento, especialmente por la falta de terapias farmacológicas hasta la fecha. En 2020, un grupo de expertos internacionales llegó a un consenso de que existe una necesidad urgente de revisar de forma exhaustiva la definición actual de la enfermedad, incluida la actualización del nombre del diagnóstico de la enfermedad a un nombre más exacto, enfermedad del hígado graso asociado a disfunción metabólica (MAFLD) e introducir un conjunto simple de criterios de diagnóstico “positivos”. Esta convocatoria recibió un apoyo sustancial de expertos, asociaciones hepáticas y grupos de defensa de los pacientes, en particular de los grupos de personas obesas, con una alta prevalencia global de la enfermedad, y también se recibió el apoyo de personas no obesas.

Entre las partes interesadas en el manejo y control de la NAFLD, en especial el personal sanitario implicado en la actualidad, la enfermería es un grupo especialmente relevante. Las enfermeras registradas son el mayor sector de la fuerza laboral en la atención médica, comprenden más del 50% de la fuerza laboral mundial en el campo de la salud y el componente más grande para la atención médica hospitalaria y a largo plazo. La Oficina de Estadísticas Laborales de los EEUU (2019) proyecta que será el grupo con un ritmo más rápido crecimiento en todas las profesiones en los Estados Unidos. Las enfermeras no sólo tienen un estrecho contacto con los pacientes, sino que su papel es fundamental en la promoción de la salud con una actitud positiva y es notable su interés por las intervenciones en el estilo de vida debido a sus conocimientos, habilidades y filosofía profesionales. En consecuencia, es necesario comprender las perspectivas de la enfermera sobre esta nueva propuesta para la redefinición de la enfermedad del hígado graso y sus implicaciones en relación con el papel de la enfermera en la atención al paciente. Por lo tanto, desde este punto de vista, un equipo internacional de enfermeras académicas y de liderazgo está brindando las perspectivas de las enfermeras sobre la redefinición de la enfermedad del hígado graso.

Los autores participantes expresan un alto nivel de insatisfacción con el nombre actual de la enfermedad y la forma de diagnóstico. Los participantes identificaron los siguientes aspectos como temas clave, en términos de necesidades insatisfechas desde la perspectiva de la enfermera: el nombre y la definición actuales agravan la confusión del rol de la enfermera y representan una barrera importante para varios aspectos clave: comunicaciones paciente-enfermera, concienciación del paciente, trabajo conjunto, motivación de los pacientes para emprender cambios de estilo de vida y múltiples intervenciones de cambio de comportamiento de salud y clínicas dirigidas por enfermeras. Cambiar de NAFLD a MAFLD ayuda a abordar muchos de estos retos.

Confusión de roles

La confusión de roles precede a la evitación de roles y es una barrera para la participación efectiva de la enfermera, que posteriormente puede conducir a peores resultados en los pacientes. En general, si los profesionales no están seguros de lo que requiere su función, tienden a omitir, fallar o improvisar acciones, exponiéndose al riesgo de errores, ineficacia o ineficiencia; y pensar que otros profesionales son responsables de esas actividades. El estrés resultante y la pérdida de responsabilidad conducen a la desconexión y la reducción del desempeño del rol.

Las directrices de la Asociación Americana para el Estudio de Enfermedades Hepáticas (AASLD, en sus siglas en inglés) para el tratamiento de la EHGNA alienta a las enfermeras a centrarse en identificar a los pacientes con alto riesgo de esteatohepatitis y en la prevención de la progresión de la fibrosis en estos pacientes mediante el control de las comorbilidades metabólicas del paciente. Sin embargo, las enfermeras a menudo se confunden o no tienen claro cuál es su papel en el tratamiento de los pacientes con NAFLD, y los límites entre su papel y el del médico se difuminan, lo que aumenta aún más la confusión general de su papel. En nuestra experiencia, esta falta de claridad se debe en gran medida a la definición negativa existente de la enfermedad. Las enfermeras en la primera línea de la atención al paciente pueden creer que sólo un especialista debe realizar el diagnóstico y el tratamiento de la EHGNA, ya que podrían ser más capaces de realizar esta lista tan exhaustiva de exclusión necesaria para establecer el diagnóstico. Además, la EHGNA a menudo se diagnostica de manera incidental en una etapa tardía, ya que las enfermeras trabajan con pacientes con obesidad, diabetes tipo 2 y enfermedad cardiovascular; una enfermedad que trabaja íntima y diariamente relacionada con pacientes que tienen NAFLD, probablemente se encuentran con frecuencia estos pacientes sin siquiera darse cuenta.

Además, el desarrollo de la capacidad de las enfermeras para la promoción de la salud y las intervenciones de prevención se ve obstaculizado por el nombre y la definición actuales que influyen negativamente en las percepciones de las enfermeras sobre su función y tareas de comunicación. Esto se traduce en la incertidumbre existente sobre qué actividades deben realizar las enfermeras para cumplir su función en este campo y la falta de combinación de acciones y estrategias y el enfoque de las enfermeras en las enfermedades / estilos de vida de los individuos, en lugar de afrontar desde múltiples enfermedades / comportamientos.

Por lo tanto, es hora de plantear que el enfoque diagnóstico anterior es erróneo y se precisa aportar claridad a la nomenclatura y al diagnóstico, con el cambio del hígado graso asociado con la disfunción metabólica. Por lo tanto, las enfermeras que están en condiciones de influir en las mejores prácticas en la atención al paciente y los resultados de los servicios de salud pública podrían aprovechar cualquier oportunidad adecuada para informar a los pacientes sobre la EHGNA e intervenir lo antes posible para detener la progresión de la enfermedad. Por ejemplo, “hacer que cada contacto cuente”, un enfoque basado en la evidencia y desarrollado por el Public Health England (PHE) para mejorar la salud y el bienestar de las personas, ayudándolas a cambiar su comportamiento y tiene el potencial de mejorar la salud pública a un coste relativamente bajo.

Colaboración entre pacientes y profesionales de la salud: el poder del lenguaje

El lenguaje es poderoso y las palabras que elegimos reflejan nuestra intención. En la nueva era de colaboración entre pacientes y profesionales de la salud, las palabras que usamos pueden motivar e inspirar, o aislar y alienar. Cuando elegimos palabras para discutir el autocuidado de las enfermedades crónicas, debemos considerar el impacto de esas palabras y cómo es fundamental para el desarrollo exitoso de una alianza terapéutica.

El nombre actual de la enfermedad del hígado graso (EHGNA) ha sido cuestionado por las múltiples partes interesadas, ya que crea una brecha en la conceptualización entre los profesionales de la salud y los pacientes, especialmente para los pacientes con conocimientos de salud limitados. Como tal, el nivel de alfabetización en salud depende del contenido más que del nivel de alfabetización personal. Las conversaciones sobre los objetivos de la atención con el paciente y la familia son un componente crítico de la práctica avanzada de enfermería, que nuevamente se ve obstaculizada por el término inadecuado existente. Por lo tanto, el nombre actual, que está fuera de contexto, crea dificultades durante la educación del paciente y se necesita un cambio urgente para confirmar que cada parte está trabajando al mismo nivel. Esto es especialmente cierto para las enfermeras comunitarias y de salud pública o las enfermeras que trabajan en entornos comunitarios, escuelas, hospitales promotores de la salud y puestos de planificación y gestión donde abundan las oportunidades para las intervenciones de prevención y promoción de la salud.

Las implicaciones positivas del cambio

Mejorar la conciencia del paciente mediada por enfermeras

El cambio a MAFLD permitiría una comunicación más eficiente y asesorar al paciente sobre la modificación del riesgo en todas las etapas de la enfermedad y potencialmente aumentar la conciencia sobre la enfermedad. Dichas intervenciones reducirán no sólo las tasas de progresión de la enfermedad hepática, sino que deberían dar como resultado una mejor salud cardiovascular, que es la principal causa de morbilidad y mortalidad en la EHGNA en general. En particular, la presencia del síndrome metabólico y la hipertensión se asoció con una mayor conciencia de NAFLD, lo que sugiere aún más la importancia del cambio a MAFLD. Para los pacientes, las comorbilidades / complicaciones son más preocupantes que la propia EHGNA como “enfermedad”.

Un estudio reciente destacó la educación sobre la enfermedad como una de las principales necesidades insatisfechas de los pacientes con NAFLD. Un estudio reciente en China mostró que el contenido estandarizado de educación para la salud juega un papel importante en la mejora de la tasa de conocimiento de la salud, la tasa de formación sobre la salud y la conducta de los pacientes con NAFLD. Otro estudio encontró que las enfermeras de los hospitales generales no tenían conocimientos suficientes sobre el diagnóstico de EHGNA. Idealmente, en el futuro, el cambio a MAFLD mejoraría el diálogo entre los profesionales de la salud y los pacientes lo que permitiría una mayor conciencia de MAFLD. La coordinación continuará mejorando entre los equipos sanitarios (médicos y enfermería) y el público, de modo que los pacientes puedan estratificar el riesgo y de manera adecuada ser asesorados sobre intervenciones que pueden mejorar la salud metabólica y hepática.

Implicaciones de la simplificación para las enfermeras de atención primaria

Con el aumento de la carga por las enfermedades crónicas, las políticas de salud enfatizan la importancia de manejarlas en los servicios de atención primaria. Es importante destacar que esto requiere reforzar la prestación de servicios de atención primaria en los entornos comunitarios en lugar de hospitales y en los sistemas que apoyan la autogestión y permiten a la larga reducir la carga económica sobre los pacientes y los sistemas de salud. El porcentaje de enfermeras que ejercen en la atención primaria continúa creciendo a medida que el sistema de atención de la salud se enfrenta a una escasez relativa de médicos en este entorno. Para mejorar la prestación de servicios con éxito en un entorno comunitario se requiere la simplificación del diagnóstico y vías de derivación eficientes.

Múltiples estudios han demostrado que los criterios diagnósticos simplificados para MAFLD no sólo conservan su precisión diagnóstica y utilidad clínica, sino que tienen una mayor capacidad para identificar a pacientes con riesgo de fibrosis y complicaciones extrahepáticas en comparación con el diagnóstico antiguo de NAFLD. Esto es importante porque la fibrosis hepática es el principal predictor de mortalidad relacionada con el hígado en la EHGNA. Esto permite una intervención más específica en aquellos con mayor riesgo de enfermedad avanzada, que será cada vez más relevante a medida que se aprueben nuevas terapias. Esta noción de racionalización para mejorar la eficiencia sugiere que las enfermeras de atención primaria pueden tener un gran impacto positivo en esta población mediante el aumento de la educación, el tratamiento longitudinal de las comorbilidades médicas y su seguimiento y el reconocimiento de los pacientes con alto riesgo de esteatohepatitis metabólica y fibrosis. Se requieren más estudios que prueben y validen el impacto de la adopción de los criterios MAFLD en el desempeño de las enfermeras.

Consultas clínicas coordinadas por enfermeras

La escasez internacional de personal sanitario está obligando a los planificadores de servicios sanitarios a investigar modelos novedosos de prestación de cuidados, que implican no añadir nuevos recursos sino un reexamen fundamental de la organización de los sistemas sanitarios, que permite a las enfermeras ejercer en toda su extensión, haciendo uso de su amplia educación y formación. El Instituto de Medicina (IOM) recomienda una mejor utilización de las enfermeras, funcionando como socios con los médicos y otros profesionales en la atención médica como una estrategia clave para promover la atención médica de calidad.

A nivel mundial, el número de hepatólogos por habitante es bajo. La expansión de consultores llevará muchos años. Las enfermeras especialistas en enfermedades hepáticas pueden reducir la carga de trabajo de los consultores. La simplificación del diagnóstico de la enfermedad del hígado graso permitiría un cambio de tareas y un diseño pragmático del servicio clínico dirigido por enfermeras, lo que podría conducir a una reducción sustancial de los tiempos de espera de las clínicas de hepatología y reducir la presión sobre los servicios de salud.

Las consultas clínicas coordinadas por enfermeras para enfermedades hepáticas, como la hepatitis viral y las clínicas ambulatorias (hospital de día) en casos de enfermedad crónica del hígado, contribuyen a un mejor cumplimiento por parte del paciente del tratamiento médico y las recomendaciones del médico, y tienen efectos positivos en la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) de los pacientes. Los pacientes han informado de un alto nivel de satisfacción con la atención de enfermería en estos entornos ambulatorios. Además, algunos informes sugirieron que las consultas clínicas coordinadas por enfermeras podrían mejorar la calidad de la atención al aumentar el número de pacientes tratados de acuerdo con las pautas estándar. La evidencia emergente sugiere que la integración de enfermeras en el manejo clínico y la atención de pacientes con NAFLD da como resultado una mejor adherencia a los cambios en el estilo de vida y los resultados y el equipo multidisciplinario que incluye enfermeras conduce a una mejora en el riesgo cardiovascular, diabetes, salud metabólica, enzimas hepáticas y rigidez hepática.

Las enfermeras están bien situadas para dirigir y coordinar una clínica multidisciplinaria con cuidados integrales para atender a los pacientes con MAFLD; puesto que pueden proporcionar enfoques holísticos y centrados en la persona, incluyendo estrategias motivacionales, en las visitas de enfermería, que como proceso dinámico e iterativo, requiere una relación continua en la que la enfermera puede pasar tiempo con los pacientes y sus familiares. Esto podría afectar positivamente las experiencias de los pacientes con MAFLD y sus cuidadores y reducir la necesidad de atención hospitalaria y aumentar la Calidad de Vida Relacionada con la Salud (CVRS). Por lo tanto, es probable que el cambio a MAFLD proporcione el impulso necesario en el establecimiento de clínicas dirigidas y coordinadas por enfermeras para MAFLD.

Conclusión

Aunque el cambio del nombre de la enfermedad puede parecer insignificante, el empleo de términos negativos y el uso de una definición negativa posterior limita a la enfermera la oportunidad de brindar un mejor servicio educativo y a los pacientes la oportunidad de trabajar en una verdadera asociación, en este caso entre la enfermedad hepática por grasa y las complicaciones metabólicas. La discusión sobre la terminología y la introducción del concepto de MAFLD no es nueva, sin embargo, la inercia clínica y la resistencia al cambio continúan dominando el lenguaje y la actitud de algunos profesionales de la salud.

En términos de la perspectiva de la enfermera, estamos aliados con la perspectiva del paciente y apoyamos con mucho entusiasmo la palabra MAFLD pues tiene connotaciones positivas, mientras que NAFLD tiene matices negativos. La simplificación y la mejora del diagnóstico, respaldadas por criterios de diagnóstico positivos, son componentes básicos que facilitan a los pacientes la autogestión, la transferencia de responsabilidades y decisiones a los equipos sanitarios de atención primaria y en particular a las clínicas dirigidas y coordinadas por enfermeras con implicaciones positivas en todo el sistema de atención médica.

 

Fuente: Liver International

Referencia: https://doi.org/10.1111/liv.14788

Artículo traducido y adaptado por ASSCAT

Related Post