Niveles altos de transaminasas pueden indicar la presencia de patologías hepáticas.
Las transaminasas son enzimas situadas en distintos órganos de nuestro cuerpo, que realizan una función importante en el metabolismo. Su presencia, en el hígado, el corazón, los riñones o los músculos, debe ser equilibrada, puesto que unos niveles altos en sangre de este tipo de molécula puede advertirnos de una lesión hepática. Por este motivo, es uno de los factores a vigilar y motivo de visita médica en caso de que se de esta situación, que puede derivar en un problema de salud.
Los tipos más importantes de transaminasas son las llamadas aminotransferasa (ALT o GPT) y la aspartato aminotransferasa (AST o GOT), que se encuentran en el hígado. Aunque una elevación de estas no es sinónimo siempre de enfermedad, sí puede darnos pistas sobre la presencia de alguna patología que lastre el funcionamiento de nuestro órgano hepático. Con el objetivo de evitar que las transaminasas suban o, en su caso, potencia su reducción, se puede seguir distintos hábitos.
En cuanto a la alimentación, existen diferentes productos a evitar y otros cuyo consumo debe aumentar. La dieta debe ser baja en grasa, limitando la ingesta de carne grasa y embutidos. También, fritos y rebozados no son recomendables, mientras la bollería, refrescos y alimentos azucarados y procesados deben evitarse al máximo. Por supuesto, el consumo de alcohol, causante y agravante de muchas enfermedades hepáticas, debe ser eliminado por completo.
Al contrario, debe potenciarse el consumo de agua para eliminar la grasa del cuerpo. Llegar a tres litros diarios sería lo más recomendable y, además, llevar una dieta saludable y equilibrada. Es decir, basar nuestra alimentación en el consumo de frutas, vegetales y carnes magras. Tres productos que mejorarán los niveles de transaminasas de manera inminente. Por otro lado, en caso de padecer enfermedades como obesidad o hígado graso, será necesario consultar la dieta con un especialista.
Acompañar la rutina alimenticia con el consumo de infusiones de plantas medicinales como el cardo mariano o el boldo también sirve de ayuda. Sin embargo, esto debe ser consultado de manera previa con un especialista ya que están contraindicadas para personas que padecen daño hepático severo o enfermedades crónicas de este órgano, como cirrosis, entre otras. Un estilo de vida sedentario también puede ser definitorio en un aumento de las transaminasas. Por lo que seguir un estilo de vida activo, con deporte durante al menos tres días a la semana, puede marcar la diferencia para reducir el nivel de transaminasas o evitar su subida.
Fuente: heraldo.es