¿Cómo ha afectado la pandemia en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes con hepatitis C?

22/07/2020 | Noticias de prensa

El Jefe de Servicio de Digestivo de Valdecilla y presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva, Javier Crespo, asegura que la ausencia de identificación y tratamiento de los pacientes con hepatitis C provoca una progresión de la enfermedad.

Eliminar las hepatitis víricas como problema de salud pública en el año 2030 es uno de los objetivos marcados por el Ministerio de Sanidad. No obstante, con la llegada del coronavirus, todas las atenciones se han centrado en conseguir una vacuna eficaz contra la COVID-19, así como evitar y reducir su propagación. Es por ello que otras actividades más específicas, como el programa de eliminación de la hepatitis C, pueden haberse visto alteradas.

La primera ola de la pandemia de la COVID-19 ha producido una enorme crisis sanitaria con miles de muertos en nuestro país. Pero, ya estamos observando las siguientes olas, las consecuencias indirectas de esta pandemia. Y, entre ellas, la caída vertiginosa en el diagnóstico y tratamiento de otras enfermedades. Un claro ejemplo son los pacientes infectados con el virus de la hepatitis C (VHC), señala el Jefe de Servicio de Digestivo del Hospital de Valdecilla y presidente de la Sociedad Española de Patología Digestiva (SEPD), Javier Crespo.

Tal y como indica este experto, durante estos meses prácticamente no se han identificado nuevos pacientes infectados por el VHC y el número de tratamientos iniciados ha sido ínfimo. Una “segunda ola” que puede unirse, a largo plazo, de una “tercera ola” aún más “perniciosa”. “Algunos de los pacientes identificados y no tratados, pertenecientes a poblaciones altamente vulnerables se perderán en nuestro sistema sanitario. Esto llevará consigo una progresión de la enfermedad hepática identificada tardíamente, la aparición de cirrosis descompensada, el incremento del número de pacientes que necesitan un trasplante hepático y el desarrollo de una de las complicaciones más temidas de la cirrosis, el carcinoma hepatocelular”.

Por todo ello, Crespo afirma que entre los desafíos actuales se encuentra el evitar que la pandemia de COVID-19 se convierta en una barrera para la atención de dichos pacientes. “Debemos recuperar de forma inmediata todos los programas de identificación de los pacientes potencialmente infectados por el VHC, retomar los múltiples programas de microeliminación activos en España e iniciar, de forma inmediata, el tratamiento de los pacientes infectados”.

A este respecto, expone una propuesta “clara, sencilla y mínimamente imaginativa” para diagnosticar y eliminar la enfermedad en época de COVID-19: “Evaluar la presencia de una infección por VHC (VHB, VHI) en todas las determinaciones serológicas de SARS-CoV-2. Este diagnóstico se puede efectuar con una única extracción de sangre, efectuando el diagnóstico en un solo paso como ya hacemos de forma habitual en nuestro país”. De esta forma, según el especialista, “la crisis de COVID-19 podría permitirnos aprovechar la ‘conciencia social viral’ para mejorar algunos aspectos de salud como la infección por el VHC, transforma la crisis sanitaria en una oportunidad de diagnóstico (y de tratamiento y curación) para algunos pacientes”.

Situación actual

Según la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) la eliminación de la hepatitis C en España es posible siempre y cuando seamos capaces de emplear los recursos y las herramientas necesarias para la misma. “Nuestro país estaba excelentemente situado en la carrera por la eliminación del VHC en el mundo, y, de hecho, era manifiestamente posible adelantar la eliminación del VHC al año 2024”, afirma Crespo.

Así pues, según un documento de la AEEH las recomendaciones a seguir para la eliminación del VHC se pueden agrupar en cinco categorías: El cribado del VHC en función de la edad, de la existencia de factores de riesgo clásicos de adquisición de la infección, búsqueda activa de pacientes diagnosticados con anterioridad y desarrollo de estrategias de microeliminación en poblaciones vulnerables; la simplificación del diagnóstico del VHC (diagnóstico en un solo paso y diagnóstico en el punto de atención del paciente); la simplificación del tratamiento de los pacientes y mejora de los circuitos asistenciales; medidas de política sanitaria, y, finalmente, el establecimiento de indicadores de eliminación del VHC.

 

Fuente: consalud.es

22/07/2020

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