Así se logra detectar precozmente el hígado graso no alcohólico

04/05/2020 | Noticias de prensa

Investigadores de los Estados Unidos han descubierto un biomarcador relacionado con su desarrollo, lo que podría ayudar a detectar las primeras etapas de la enfermedad. Según los científicos, se podría empezar a usar ya.

Aunque actualmente sólo tengamos en mente una pandemia, la del coronavirus SARS-CoV-2, lo cierto es que existe otra epidemia que tiene en jaque a los especialistas y que está diezmando la salud de uno de cada cuatro europeos. Hablamos del hígado graso no alcohólico o NAFLD (en sus siglas en inglés), que en el mundo afecta a más de mil millones de personas. Incluso a los niños: crece el número de los pacientes pediátricos considerados obesos que están afectados a nivel global por esta patología.

Las personas con NAFLD pueden progresar a una forma grave conocida como esteatohepatitis no alcohólica (NASH), que pone a los pacientes en mayor riesgo de cirrosis o cáncer de hígado. Entre los síntomas que lo delatan destacan, según la Clínica Mayo, fatiga y dolor o molestia en la parte superior derecha del abdomen.

Entre los signos posibles de NASH y cicatrización avanzada (cirrosis) se incluyen los siguientes: hinchazón abdominal (ascitis), vasos sanguíneos agrandados justo debajo de la superficie de la piel, bazo agrandado, palmas rojas, color amarillento en la piel y en los ojos (ictericia).

Sin opciones de tratamiento definitivas o métodos de detección temprana aún descubiertos, los investigadores han trabajado arduamente para identificar biomarcadores precoces de esta enfermedad. Y el esfuerzo ha dado sus frutos. Un nuevo estudio, publicado en el Journal of Clinical Investigation, describe la eficacia de uno de ellos para detectar la patología en sus fases iniciales.

Los hallazgos

“Esto también es especialmente importante en el contexto de la diabetes porque las personas afectadas son mucho más susceptibles a esta enfermedad”, dice Rohit N. Kulkarni, investigador del Islet Cell and Regenerative Biology, del Centro de Diabetes Joslin, y uno de los autores del trabajo.

Los investigadores también determinaron que este biomarcador, una proteína conocida como ‘proteína relacionada con la regeneración neuronal’ (o NREP, en sus siglas en inglés), desempeña un papel importante en la regulación de una vía que actualmente se está revisando en ensayos clínicos en marcha como una opción de tratamiento para la enfermedad.

“Identificamos NREP como un nuevo biomarcador para NAFLD que está involucrado en la regulación del metabolismo de la grasa del hígado y en un proceso llamado fibrosis que ocurre durante la progresión de la enfermedad y que puede conducir a cirrosis y cáncer de hígado”, indica Dario F. De Jesús, coautor del estudio.

Trabajos anteriores habían indicado que la genética desempeña un papel importante a la hora de desarrollar NAFLD. Pero también es cierto que hay bibliografía acumulada que sugiere que factores ambientales, como el estado de salud de los padres, también entran en el ‘juego sucio’ de la enfermedad. “Uno de los factores causales que se ha sugerido es la influencia de los padres en la descendencia, en el sentido de que si la madre o el padre [o particularmente ambos] tienen síndrome metabólico (una afección asociada con la obesidad, glucosa alta en sangre y niveles elevados de colesterol e insulina), entonces las posibilidades de que la descendencia desarrolle esta enfermedad son mayores”, dice el investigador Kulkarni.

La teoría

“Cuando los descendientes fueron alimentados con una dieta normal, no experimentaron muchos cambios en el porcentaje de grasa corporal. Pero cuando los descendientes [de los grupos de padres afectados por el síndrome metabólico] fueron alimentados con una dieta ligeramente alta en grasas, su contenido de grasa corporal aumentó dramáticamente en comparación con la descendencia de los padres sanos”, asevera Kulkarni.

Se sumergieron profundamente en las vías genéticas que estaban activas en la descendencia sana versus la descendencia que desarrolló NAFLD. Se dieron cuenta de que la proteína NREP se redujo en la descendencia poco saludable. Ésta fue la primera vez que NREP se relacionó con el metabolismo hepático. Luego aumentaron (por ejemplo, sobreexpresados) o disminuyeron (por ejemplo, derribaron) el NREP en las zonas de cultivo para estudiar esta función recién descubierta.

“Cuando disminuimos los niveles de NREP en las células hepáticas humanas, la vía del colesterol y los marcadores asociados con el desarrollo de la fibrosis aumentaron de forma similar a lo que sucede durante la progresión de la NAFLD”, dice el Dr. Kulkarni.

En pacientes

Querían ver si esta asociación de niveles más bajos de NREP con NAFLD también era cierta en humanos. Colaboraron con investigadores en Finlandia que tenían una gran base de datos de información de pacientes en diversas etapas de la enfermedad hepática para comprender mejor la correlación con los niveles de NREP.

“Detectamos esta proteína muy claramente y pudimos mostrar un patrón que rastrea la progresión de la enfermedad. Esto es realmente emocionante”, asevera el doctor Kulkarni. En otras palabras, tan pronto como comenzó la enfermedad, los niveles circulantes de NREP disminuyeron, lo que sugiere que es un biomarcador del desarrollo temprano de la patología.

En este estudio también se ha mostrado que NREP modula una proteína llamada citrato liasa ATP (o ACLY, en sus siglas en inglés). ACLY se está investigando actualmente en ensayos clínicos como un posible tratamiento para NAFLD. Esto significa que el descubrimiento del papel de NREP en el hígado graso no alcohólico no sólo produce un biomarcador útil para rastrear el curso de la enfermedad, sino que también puede ayudar a promover el desarrollo de un tratamiento.

Como seguimiento, planean rastrear específicamente las vías por las cuales el síndrome metabólico parental modifica la forma en que NREP se expresa en la descendencia. Pero, por ahora, tienen un biomarcador valioso para rastrear la patología en la población general.

“Realmente podemos comenzar a considerar, en la clínica, usar esta proteína como un biomarcador para identificar a esas personas en esa ventana de riesgo. También podemos rastrear a aquellos que ya tienen un NREP bajo pero no la enfermedad, con el supuesto de que cuando es menor, entonces son mucho más susceptibles a padecerla y deben ser objeto de cuidadoso seguimiento”, reitera el doctor Kulkarni. “Eso brinda una perspectiva importante para una atención adicional y personalizada, concluye.

 

Fuente: alimente.elconfidencial.com

04/05/2020

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