Es una patología crónica que, de momento, no tiene cura. Más de diez millones de españoles sufren hígado graso y de ellos, 400.0000 presentarían ya una cirrosis hepática.

La enfermedad hepática metabólica, conocida como hígado graso, es una patología crónica, que provoca una acumulación progresiva de cantidades de grasa anormalmente altas en el hígado y que, de momento, no tiene cura.

De nuevo hablamos de una enfermedad asintomática, pero grave, ya que puede provocar enfermedades inflamatorias como:

  • Hepatitis.
  • Fibrosis hepática.
  • Cirrosis.
  • Cáncer de hígado.

Y la progresión de esta patología, que ya afecta a 1 de cada 4 españoles, preocupa y mucho, a los especialistas de la Asociación Española del Estudio del Hígado (AEEH).

El porqué de la preocupación está en los números que ofrecen los hepatólogos:

  • En cifras totales, más de diez millones de personas en España tienen hígado graso, de ellos cerca de dos millones presentarían inflamación del hígado (esteatohepatitis) y 400.0000 presentarían ya una cirrosis hepática.

Un avance imparable que es especialmente preocupante en adolescentes y jóvenes, segmento en el que estudios recientes han estimado que hasta ocho de cada diez personas con sobrepeso presentan ya hígado graso, y se encuentran en riesgo de desarrollar una cirrosis a edades tempranas.

Obesidad y sobrepeso, origen del hígado graso

La obesidad y el sobrepeso son, precisamente, junto la diabetes tipo 2, el colesterol y la presión arterial alta, los principales factores de riesgo de la enfermedad hepática metabólica.

La prevalencia de esta enfermedad a nivel mundial se estima que está situada en torno al 25%.

Pero realmente, los especialistas alertan de que la prevalencia de la enfermedad hepática metabólica entre la población es difícil de determinar, y probablemente está infraestimada al tratarse de una enfermedad que no produce ningún síntoma hasta que se encuentra en fases muy avanzadas.

En España, se estima que se sitúa en el 25,8%, siendo mayor entre los pacientes con obesidad o con síndrome metabólico.

Hígado graso y cáncer de hígado

Una de las consecuencias de desarrollar hígado graso es que este puede derivar en cáncer de hígado. Los expertos de la AEEH subrayan que este tipo de tumor en pacientes con hígado graso en España se ha triplicado en la última década.

Pero no sólo eso. Esta tendencia hace pensar que el hígado graso se va a convertir en una de las principales causas de cáncer hígado en los próximos años.

De hecho la enfermedad hepática metabólica es ya la segunda causa de trasplante hepático en países como Estados Unidos. Y en España, como en el resto de países europeos, los casos están aumentando cada año.

Como subraya el presidente de la AEEH, José Luis Calleja: “La presencia de cáncer de hígado en pacientes con hígado graso en España se ha triplicado en la última década, y con esos datos está todo dicho acerca de la magnitud del problema que debemos afrontar”.

Por todo ello, los especialistas de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH) demandan un Plan Estratégico para la Enfermedad Hepática y políticas de Salud Pública más decididas para combatir los hábitos de alimentación y estilos de vida que están detrás de la progresión de esta epidemia en la población más joven.

También piden un mayor esfuerzo en el cribado y diagnóstico temprano, así como una mayor dotación de fondos públicos para la investigación.

Las enfermedades hepáticas en la actualidad

“Las enfermedades hepáticas están en claro crecimiento en todo el mundo en cuanto a morbilidad y mortalidad. Representan, a día de hoy, una de las principales causas de perdida de años de vida laboral y de calidad de vida”, explica el doctor Calleja.

“El número de muertes por cirrosis en el mundo ha pasado del 1,9% al 2,4% entre 2009 y 2016. Y estas cifras irán en aumento, pues su prevalencia crece cada vez más y en personas jóvenes”, advierte este experto.

El reto: un diagnóstico temprano

Las enfermedades hepáticas conllevan, en su mayoría, un estigma importante para quienes las padecen, pues se asocian principalmente al consumo de alcohol y a la obesidad. Esto provoca que los propios pacientes silencien su enfermedad.

Además, son patologías silentes, que apenas generan síntomas específicos y que se diagnostican en fases avanzadas, cuando han progresado a fibrosis o, en el peor de los casos, a cirrosis, lo que dificulta la reversión del daño hepático.

“El reto es diagnosticar antes y conocer qué pacientes son los que progresan a fibrosis y cirrosis, y cómo y cuándo lo hacen, nos permitiría buscar dianas terapéuticas para detener el avance de la enfermedad”.

Pero para eso necesitamos investigación, tanto básica como clínica, que debe ser una de las ‘patas’ fundamentales de la Estrategia para combatir esta enfermedad, sostienen los especialistas.

En el caso de la enfermedad del hígado graso los expertos señalan que, además, se necesita un abordaje multidisciplinar.

“En ausencia de un tratamiento curativo, se hace aún más necesario optimizar las estrategias que se han mostrado eficientes para evitar la progresión de la enfermedad: reducción de peso y ejercicio. Pero para ello se necesitan Unidades Multidisciplinares, donde haya especialistas que pueda prescribir la dieta y el ejercicio físico (Unidades de Rehabilitación Hepática) orientadas a conseguir los resultados que se necesitan”, exponen.

Prevención del hígado graso

En ausencia de fármacos que actúen sobre el hígado graso, la única forma para evitarlo es la prevención, basada en la dieta y los hábitos de vida. En concreto:

  • Cambiar el tipo de dieta, que debe seguir el patrón mediterráneo. Es decir, frutas, verduras, el pescado azul, el aceite de oliva o lo cereales enteros deben estar presente en el menú diario.
  • Evitar los azúcares simples, bebidas azucaradas o la fructosa.
  • Queda completamente descartado el consumo de grasas saturadas.
  • Terminar con el sedentarismo realizando ejercicio físico (aeróbico o anaeróbico) diariamente.

 

Fuente: lne.es

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