Adictos a drogas inyectables y presos son los más vulnerables a la Hepatitis C en México, según el presidente del Comité Científico de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática, Enrique Wolpert Barraza.

“La prevalencia es mayor comparados con la población en general, pueden o no tener acceso a servicios, pueden ser derechohabientes de algunas instituciones de salud, pero tradicionalmente no buscan atención médica, sino que son los médicos los que tienen que ir a buscarlos”, dijo el especialista.

Al final del Congreso Nacional de Hepatología en Puerto Vallarta, estado mexicano de Jalisco, Wolpert explicó que en los sitios de reunión de adictos a drogas como la heroína, el porcentaje de pacientes con hepatitis C que han compartido agujas y jeringas llega ser casi de 100%.

“Es el grupo de enfermos con los que tenemos que tener mucho cuidado, primero saber dónde están, segundo hacer el diagnóstico y darles el tratamiento para curarlos”, indicó.

El médico explicó que estos pacientes también deben ser convencidos para entrar en un programa de sustitución de opiáceos “porque van a querer volver a inyectarse drogas, se van a volverse a inyectar y a infectarse con el virus”, dijo.

La hepatitis C, que puede ser aguda o crónica, es causada por un virus y su nivel de gravedad varía entre una molestia leve que dura algunas semanas y una enfermedad grave de por vida.

“En México hay entre 400.000 y 600.000 mexicanos infectados por el virus de la Hepatitis C, que de no ser diagnosticada y tratada a tiempo, puede ocasionar padecimientos graves como cirrosis hepática y cáncer de hígado”, indicó el médico.

Explicó que aunque entre los presos en cárceles federales y estatales de México no existen cifras sobre la prevalencia de hepatitis C, se sabe que en otros países puede ser hasta del 17%.

“El problema es que si no reciben tratamiento cuando salen de la cárcel van a infectar al cónyuge o a quien sea su pareja y por lo tanto van diseminar la enfermedad”, aseguró este especialista en Medicina Interna y Gastroenterología por el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán.

Recordó que se deben hacer pruebas de diagnóstico las personas con factores de riesgo como los que fueron transfundidos con sangre o sus derivados antes de 1994, los usuarios de drogas inyectadas, aquellos que se han hecho perforaciones en el cuerpo o tatuajes o quienes han sido sometidos a hemodiálisis.

 

Fuente: eldiario.es

26/06/2019

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