Las personas que padecían cirrosis hepática mostraron unas respuestas más tardías y subóptimas tras recibir las vacunas de Pfizer o Moderna frente al SARS-CoV-2 en comparación con personas adultas sanas, según se desprende de los resultados de un estudio italiano.

Además, las personas con cirrosis descompensada registraron unas respuestas significativamente más débiles que las que tenían cirrosis compensada, declaró el profesor Massimo Iavorone del Ca’ Grande Ospedale Policlinico de Milán (Italia), durante The Liver Meeting.

Se sabe que las personas con cirrosis presentan unas respuestas subóptimas a las vacunas frente al neumococo o la gripe. No obstante, se dispone de poca información respecto a la respuesta a las vacunas frente al SARS-CoV-2 de esta población, ya que los ensayos clínicos de las vacunas contaron con un número limitado de personas con enfermedad hepática crónica.

Con el fin de arrojar más luz sobre estas cuestiones, un equipo de investigadores italiano diseñó un estudio prospectivo observacional para observar las respuestas a la vacunación en todas las personas con cirrosis atendidas en el Ca’ Grande Ospedale Policlinico que recibieron las vacunas de ARNm de Pfizer o Moderna frente al SARS-CoV-2.

En primer lugar, se determinaron los niveles de anticuerpos frente a la proteína de la espiga del SARS-CoV-2 a los 21 días de la primera vacunación, 21 días después de la segunda dosis y, por último, 133 días tras la segunda dosis. También se evaluaron los niveles de células T específicas del antígeno de la espiga del SARS-CoV-2 en los mismos momentos temporales.

En el estudio, participaron 182 personas con cirrosis (el 74% con cirrosis compensada) y 38 personas sanas en el grupo de control.

El 15% de las personas con cirrosis y el 31% del grupo de control habían estado enfermas por la COVID-19, de modo que en el análisis de los resultados se tuvo en cuenta el historial previo de infección por el SARS-CoV-2.

Los resultados del estudio desvelaron que las personas con cirrosis que no habían sufrido de forma previa la COVID-19 presentaban unos niveles de anticuerpos significativamente más bajos que el grupo de control después de cada dosis de la vacuna. Las que tenían antecedentes de la COVID-19 mostraron unos niveles de anticuerpos similares a los del grupo de control después de cada dosis de la vacuna.

El análisis multivariable mostró que los títulos de anticuerpos más bajos después de la segunda dosis estuvieron relacionados con un carcinoma hepatocelular activo o con un estado de inmunosupresión (tratamiento reciente con esteroides, linfoma o debido al VIH), mientras que los títulos de anticuerpos más elevados estuvieron asociados al uso de la vacuna Moderna o con un título de anticuerpos alto tras la primera dosis de vacuna.

El seguimiento 133 días después de la segunda dosis de 155 pacientes que presentaban cirrosis mostró que se infectaron por el SARS-CoV-2 cuatro personas que no habían tenido la COVID-19 con anterioridad. Todas estas personas experimentaron infecciones asintomáticas.

 

Fuente: infohep.org

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